Algunos ciudadanos de Coria han dado la voz de alarma en redes sociales tras hallar la existencia de orugas procesionarias en el Parque de Cadenetas de la ciudad.

La oruga procesionaria (en la foto de archivo de la noticia) es un insecto de tipo lepidóptero, es decir, una mariposa en su forma de larva. Las procesionarias son consideradas una plaga y son el insecto defoliador más importante de los pinares españoles.

Esta oruga es frecuente encontrarla entre los pinos de un parque, en el campo o en el bosque cuando se acerca la primavera. Es especialmente peligrosa para los niños y también para los perros.

En los humanos, el contacto con los pelos urticantes suele provocar síntomas similares a picaduras de insectos. La intensidad de la reacción depende de la cantidad de estos pelos de la oruga que rozan la piel.

Es posible que aparezcan reacciones alérgicas muy fuertes e incluso pueden causar un shock anafiláctico. Los efectos en los perros son parecidos a los que se dan en las personas. Si tu can entra en contacto con los pelos de una oruga procesionaria hay que acudir de inmediato al veterinario, pues ¡supone un peligro de muerte! A tu peludo le puede dar un shock alérgico.

Las orugas suelen aparecer en los meses de mayo y junio, aunque con los efectos del cambio climático se pueden adelantar a febrero o marzo.

Orugas procesionarias encontradas en la zona del Parque Cadenetas de Coria.

Los perros están muy expuestos a este insecto ya que suelen olfatearlo o lamerlo, provocándoles una grave reacción alérgica. Si esto pasa, hay que acudir al veterinario rápidamente pues su vida podría estar en peligro.

Se debe evitar el contacto incluso cuando las orugas ya hayan abandonado los nidos que se encuentran en los pinos. Los nidos de procesionarias son bolsones blanquecinos o pardos en las copas de los pinos. En general, las ramas de los árboles donde habita la procesionaria del pino están defoliados.

Las orugas pueden crecer hasta los cinco centímetros y su característica forma de moverse hace que sean fáciles de reconocer: se mueven en procesión, es decir, que las orugas van una tras otra. Desde lejos puede llegar a confundirse con una serpiente. Abandonan la crisálida entre marzo y junio, a veces antes, dependiendo de la temperatura, para ir en busca de comida.