Los fabricantes de piscinas hinchables se encuentran desbordados por la elevada demanda surgida a raíz del confinamiento y hay firmas que advierten que su capacidad de producción les impide atender la demanda antes del verano de 2021.

Las piscinas se han convertido en el instrumento indispensable para el verano. Existen de todos los tipos, tamaños y precios: desmontables, hinchables e infantiles, y las restricciones en el acceso de playas y piscinas municipales tras la pandemia del coronavirus ha contribuido a relanzar su venta, en ocasiones hasta un 300%.

La decisión de numerosas localidades y mancomunidades de municipios de no abrir sus piscinas públicas ha hecho el resto y los visitantes de los pueblos se han marcado como una de sus principales metas para las vacaciones de verano conseguir una piscina desmontable o hinchable.

Los fabricantes han realizado sus previsiones en base a las de ventas de años anteriores, pero el importante incremento de la demanda ha hecho que se agoten todos los stocks disponibles, incluso de años atrás. 

En las zonas rurales es habitual disponer de una parcela o una casa de campo, pero en las localidades de mayor población resulta más complicado, y eso ha hecho que numerosos ciudadanos se planteen la posibilidad de instalar la piscina en su terraza o azotea, con el riesgo que ello implica.

Los expertos han advertido del riesgo que supone instalar una piscina en un lugar inadecuado y recuerdan que no se pueden instalar en terrazas ni azoteas que pueden ocasionar un derrumbe.

La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) y el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) han insistido en que es necesario extremar las precauciones y recuerdan la importancia de contactar antes con un profesional técnico competente que calcule la carga que puede soportar la estructura del edificio y garantizar, así, la seguridad de las personas.