El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural el Flamenco en Extremadura, con la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.

Extremadura forma parte de la geografía y el origen del flamenco que tiene como base el romancero, los fandangos comarcales y otros aires populares. Esta manifestación artística forma parte de las señas de identidad de la región, que ha sabido cuidar y conservar los estilos autóctonos, como los jaleos y tangos.

Sin embargo, el flamenco extremeño no solo engloba las aportaciones peculiares autóctonas y creaciones individuales de los artistas extremeños, que lo distinguen del resto de la geografía flamenca, sino también todo aquello que tiene en común y con lo que participa del acervo del flamenco español.

La etnia gitana es fundamental en todo lo relacionado con el flamenco, tanto por su capacidad creadora como por las cualidades interpretativas de los rituales que escenifican pedimientos, bodas o bautizos, todos muy unidos a esta manifestación artística.

En Extremadura, el flamenco es una expresión cultural viva como muestra la existencia de un buen número de artistas representativos de este arte, un tejido asociativo para su conservación y difusión compuesto por más de medio centenar de peñas flamencas, tres federaciones y dos asociaciones de artistas flamencos, además de grandes creadores del cante jondo, críticos e investigadores.

La región extremeña ha dado al flamenco creadores y dos estilos autóctonos, lo que justifica la consideración del Flamenco en Extremadura como Bien de Interés Cultural.