El Instituto de Consumo de Extremadura (INCOEX) ha señalado que la carne de caballo no supone un problema de seguridad alimentaria, ni comporta riesgos para la salud de las personas, aunque ha recordado que debe cumplir escrupulosamente con el etiquetado, según lo previsto en la ley.

A raíz del fraude detectado por las autoridades sanitarias de Irlanda, que descubrieron material genético de caballo y de cerdo en hamburguesas que se comercializaban como carne de vacuno, el INCOEX ha informado de que en todo caso esta situación es un problema de etiquetado y no de seguridad alimentaria.

El etiquetado alimentario es un referente de lo que el producto en cuestión contiene. Debe detallar las características del producto alimenticio y, en particular, su naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia y modo de fabricación o de obtención.

Según ha informado el INCOEX, en España se realizan estrictos controles de alimentación, existiendo más seguridad en este aspecto que en otros países del entorno. Todas estas inspecciones se realizan con la intención de evitar que cualquier alimento toxicológico llegue a los hogares de los consumidores finales.

CASO IRLANDÉS

En el caso específico del fraude detectado por la Autoridad Irlandesa de Seguridad Alimentaria (FSAI), a mediados del mes de enero, el problema se refiere al etiquetado, puesto que se comercializaba como de vacuno, a pesar de contener trazas de otras carnes, incluida la de caballo, que es más barata, ha detallado.

Sin embargo, la carne de caballo es un producto autorizado en la Unión Europea, pero debe cumplir con una serie de estándares para entrar en la cadena alimentaria, según ha añadido el Instituto de Consumo de Extremadura.

Para garantizar el cumplimiento de las normativas alimentarias, se utiliza una técnica de reacción en cadena de la polimerasa (enzima crucial en la división celular) que permite rastrear la presencia ilegal de carne de equino en alimentos etiquetados como vacuno.

Según la información transmitida por la FSAI, en la situación detectada en Irlanda, las trazas de otras especies animales en carne de vacuno son "insignificantes y fácilmente achacables al procesado de las mismas".

Cabe recordar, además, que en Extremadura no existe ningún matadero autorizado para el sacrificio de caballos para el consumo humano. No obstante, sí se comercializa en la región, motivo por el que el INCOEX ha recomendado a los consumidores prestar especial atención al etiquetado de los productos cárnicos que adquieran, con el fin de conocer su origen.