El ganadero taurino y ex matador de toros, Alberto Manuel Hornos, ha proclamado su inocencia ante las acusaciones de la Guardia Civil a su persona y también a la empresa que gestiona, Toros Cultura 2016. El ganadero es muy claro y asegura que no ha engañado a nadie incluso se siente una víctima de lo sucedido, ya que atribuye la falsificación de los certificados a las empresas o ganaderos a los que compró las reses.

Hornos ha manifestado que el pasado 3 de febrero prestó declaración ante la Guardia Civil durante aproximadamente 20 minutos donde expuso toda la información que los agentes le requirieron y le preguntaron y entonces tuvo conocimiento de que al parecer habían detectado unos documentos falsos. El empresario taurino manifiesta que habitualmente por sus manos pasan muchos papeles cada año y él recibe esa documentación cuando realiza compras de animales.

El ex torero se ha mostrado sorprendido por la versión que ha dado a conocer la Guardia Civil sobre las intenciones de las falsificaciones que se le atribuyen. Aunque también ha dicho estar tranquilo por su inocencia y manifiesta no entender que motivo tendría falsificar la procedencia de una vaca de lidia, cuando son un tipo de reses en las que nunca se tiene en cuenta su origen y además tiene un precio similar todos los animales.

Por su parte, la Asociación de Ganaderías de Lidia, que detectó la falsificación de los documentos, presentó una denuncia ante el Ministerio del Interior el pasado verano. El veterinario del colectivo, Adolfo Rodríguez Montesinos, explicó que una vez que recibieron los certificados de las reses, para darlas de baja en el libro genealógico, se comprobó que los documentos no eran originales y habían sido manipulados.

El colectivo presentó la denuncia y desconoce el origen de la falsificación o las personas que pueden estar detrás del delito. Montesinos indicó que tampoco tienen constancia de los motivos que han llevado a ganaderos o empresarios a falsear los datos de las reses, aunque plantea varias causas como que el animal no fuera una res de lidia y se quisiera hacer pasar como tal, o que el ganadero no tuviera en su poder la documentación legal por diversos motivos. Aunque la versión de la Guardia Civil atribuye dichas falsificaciones a obtener beneficios "vendiendo reses comunes de lidia, como reses que pertenecían a ganaderías de renombre".