El soterramiento de las últimas líneas eléctricas que dañan la estética de la Ciudad Monumental de Cáceres y las calles más simbólicas de su entorno ya está planificado. La compañía Iberdrola acaba de eliminar el cableado aéreo de la zona de Caleros-Villalobos, y ya tiene previstas las tres intervenciones que rematarán este proyecto: la primera en Pizarro y Sergio Sánchez, la segunda en Rincón de la Monja y Barrio de San Antonio, y la última en el Adarve Puerta de Mérida y Adarve Padre Rosalío. Sin embargo, los trabajos de Iberdrola no dejarán despejados los cielos y las fachadas del centro histórico de gruesos cables negros, ya que todavía son visibles numerosas líneas de telefonía y algunas del alumbrado monumental especial, que también será suprimido.

Esta mejora no es baladí: se trata de una exigencia de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, responsables de Iberdrola aseguran que la capital cacereña es de las más avanzadas al respecto, por encima de la media, ya que prácticamente todo el circuito eléctrico se encuentra soterrado.

De hecho, los últimos cables aéreos tienen los días contados. Iberdrola ha concluido su acometida en la zona de Caleros, la de Pizarro comenzará el próximo enero, y las dos restantes ya cuentan con proyecto e inversión calculada, aunque su inicio está todavía por fijar. Así lo explicaron ayer Julio Matellanes, responsable de Mantenimiento de Iberdrola en Extremadura, y Francisco González, Gestor de Mantenimiento, durante un recorrido por las zonas donde se realizarán las intervenciones.

La más costosa ha sido la que acaba de ultimarse, que ha supuesto una inversión de 65.000 euros y que ha permitido el soterramiento del cableado en varias calles: Caleros, Villalobos, plaza del Socorro, Arco de España, Cuesta del Maestre, Hornillo, Fuente Concejo y alguna travesía aledaña. La compañía ha aprovechado las canalizaciones que dejó introducidas el ayuntamiento con este fin en el 2004, y la zona ya ha quedado lista a falta de algún cable pendiente de desinstalar en el Socorro y Arco de España por los últimos ajustes.

Dichas calles se unen por tanto al grueso del recinto intramuros, donde ya se soterraron todas las líneas de forma previa a la declaración de Cáceres como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, recuerda Iberdrola. Pero además, durante este periodo se han realizado pequeñas actuaciones puntuales, por ejemplo en el callejón del Moral, y se ha reformado el cableado subterráneo ya instalado, "porque tiene unos años y precisa mantenimiento", subrayaron los responsables.

La siguiente acometida se realizará en el eje Pizarro-Sergio Sánchez, donde la empresa inició las obras hace unos días pero decidió posponerlas hasta pasada la Navidad por indicación del ayuntamiento. "En estas calles haremos una reforma de media tensión y aprovecharemos para realizar también el soterramiento", precisaron los técnicos. Al no existir canalizaciones previas, Iberdrola tendrá que realizar tanto la obra civil (zanjas) como la introducción del cableado, una actuación que supondrá 30.000 euros.

Posteriormente se intervendrá en Rincón de la Monja, Cuesta del Marqués y Barrio de San Antonio, un área situada en la vertiente este de la Ciudad Monumental donde el ayuntamiento también ha dejado listas las canalizaciones, a falta solo de meter las líneas eléctricas. No obstante, Iberdrola tendrá que realizar algunas reformas antes de insertar el cableado para superar ciertos escollos que han surgido, de modo que el proyecto se elevará a 15.000 euros de coste. De momento no hay fecha de inicio.

Tampoco se ha concretado el comienzo de la última actuación, que permitirá soterrar los cables de una vía emblemática: el adarve de la Puerta de Mérida y el adarve Padre Rosalío, desde la Puerta de Mérida hasta el palacio de los Golfines de Arriba. Iberdrola aprovechará la obra que tiene previsto realizar el ayuntamiento en la zona para renovar las canalizaciones subterráneas, y en ese momento introducirá las líneas, por lo que no hay fecha aproximada. La intervención supondrá 6.000 euros.

En cuanto a la red que permite la iluminación especial del patrimonio en las horas nocturnas, la Concejalía de Desarrollo Local e Infraestructuras Viarias también está estudiando una solución para eliminar su cableado aéreo. "Es necesario suprimirlo", afirmó ayer el concejal, Miguel López, que buscará las posibles fuentes de financiación.

El soterramiento de las líneas tiene un coste cuatro o cinco veces superior al de su canalización por fachadas y tejados, y ello por una razón básica: "Se requiere una obra civil, es decir, zanjas, conductos, arquetas, tapas, nueva pavimentación y señalizaciones, sin olvidar las molestias que ocasiona a los vecinos", precisó Julio Matellanes.

No obstante, el ayuntamiento ha aprovechado sus propias obras para dejar las canalizaciones preparadas en varias zonas, "y entonces el coste que asume la compañía no es mucho mayor que el de una línea aérea", señaló. En estos casos la misma zanja lleva varias conducciones (abastecimiento de agua, gas, electricidad…), pero todas ajustadas a unas distancias mínimas de seguridad y a un reglamento, y obviamente cada una con su propia arqueta.

En cuanto a la profundidad, las líneas eléctricas de baja tensión se soterran a 0,80 metros de la superficie, y las de media tensión a 1 ó 1,20. Su aislamiento es mayor para evitar la humedad y otros factores al estar bajo tierra. Además, la compañía eléctrica deja preparadas las acometidas que llevan el suministro desde el subsuelo hasta cada vivienda, debidamente protegidas. Unos usuarios mantienen el tubo adosado a la pared, la caja general de protección también en el exterior, y el contador en el interior, una solución más sencilla. Otros inquilinos insertan la acometida en el muro de su vivienda, o bien disimulan la roza, y además colocan el contador en el exterior, que es el sistema más moderno y más estético.