Llega la Semana Santa y Talayuela huele a incienso. Más de 200 vecinos se convierten en actores y participan en la representación de La Pasión Viviente, que en esta edición se celebra a las 21:00 horas del 27 de marzo, Miércoles Santo.

Este acto de marcado carácter religioso se desarrolla en distintos escenarios del municipio y arranca en la Plaza Real, junto a la Iglesia de San Martín y el ayuntamiento, un escenario en el que el recogimiento, el silencio y la devoción se imponen. Avanzan los figurantes con semblante serio rodeados de un público entregado que asiste respetuoso a la representación de la historia más grande de la humanidad.

Desde ese lugar se producirá la entrada en Jerusalén, la última cena, y en el Corral Concejo se escenificará el Huerto de los Olivos. Los actores parten a continuación a la calle Manuel Mas, donde se desarrollan las negaciones, y en el Parque de Juanjo se representa El Sanedrín. Y en medio de todo un sepulcral silencio que condice hasta la calle de Las Madres, donde tienen lugar las caídas de Jesús en un tortuoso camino que conduce a las proximidades de la iglesia nueva, donde se representa la crucifixión de Cristo.

Los vecinos afrontan cada nueva edición de la Pasión Viviente con la misma ilusión que cuando comenzaron con una representación de carácter familiar en la que había figurantes de todas las edades. Desde entonces se ha pasado de 120 a más de 200 vecinos, muchos de ellos niños a quienes sus padres han logrado transmitir el sentimiento de tan emotivo acto de fe. Es tan importante el número de niños que ya están viviendo de la fuente inspiradora de sus padres que esta representación, aún joven, tiene garantizada su permanencia con el paso de los años.

En La Pasión Viviente de Talayuela se reúnen una serie de circunstancias que la convierten en algo excepcional. Se cuidan los detalles al máximo, desde la iluminación, el vestuario o el sonido de los tambores, hasta aspectos tan notorios como la seriedad que refleja el rostro de quienes se meten en la piel de cada personaje, con independencia de que sea Jesucristo, María Magdalena o alguno de los apóstoles.

Es cierto que este tipo de representaciones ha comenzado a proliferar en los últimos años, pero la de Talayuela es especial, porque es un retroceso en el tiempo, es como cerrar los ojos y soñar con el escenario en el que todo sucedió. Las largas horas de ensayo durante semanas conducen a un escenario de ilusión, la que ponen los actores con sus deseos de seguir adelante, de participar en el taller de pintura, confeccionar el vestuario o construir los decorados. Y todo para que el público sienta que Talayuela es Pasión.

El Miércoles Santo las calles huelen a incienso y el público asiste a las escenas en las que se escenifica el dolor de Jesucristo, la traición de algunos de los que le acompañaron en su travesía espiritual y el milagro que supuso su resurrección para salvar al mundo.

La Pasión de Talayuela es un espectáculo para vivir la Semana Santa con fe. Quienes se disfrazan de romanos, de apóstoles o de alguno de los principales personajes se meten tan adentro de sus papeles que no son conscientes de lo que les rodea. Y todo con la complicidad de un público entregado que llena las calles de Talayuela para vivir el detalle de cada una de las escenas de la representación.

Esta representación marca el inicio de los grandes actos de la Semana Santa de Talayuela, donde ya es una seña de identidad en la que todo un pueblo se une para dar lo mejor de sí mismo y regalárselo a los demás. Es lo que permite llevar la emoción a flor de piel.

En la foto de Alberto Cano, un momento de la representación de La Pasión Viviente de Talayuela, que este año volverá a congregar a centenares de personas en las calles de este municipio.