Como cada vez que visita el municipio de Eljas, en la comarca cacereña de Sierra de Gata, el presentador de televisión Jesús Vázquez ha vuelto a revolucionar las redes sociales. El viernes subió dos fotos a su perfil de Facebook que han recibido 13.000 «me gusta» y casi 600 comentarios, y se han compartido un centenar de veces. Y el comentario, breve pero claro: «En ningún sitio se está como en el pueblo».

En Instagram subió una de las imágenes con el mismo comentario que ha recibido casi 13.000 «me gusta». En una de las fotos aparece de pie vestido de sport y en otra recostado sobre una pared de piedra con una frondosa arboleda al fondo, un paisaje típico de la Sierra de Gata. Con camiseta verde, cazadora y pantalón color caqui y botas de trekking, el «eterno joven», aunque gallego de nacimiento, ha demostrado una vez más que lo que realmente le tira es Extremadura, la Sierra de Gata y Eljas.

Casado desde noviembre de 2005 con Roberto Cortés, al que conoció en 2001, fue uno de los primeros matrimonios entre personas del mismo sexo en España. Y es que Jesús Vázquez ha encontrado en este municipio cacereño una familia, la de su marido, a la que considera como suya propia. Nunca ha tenido reparo en reconocer que los padres de Roberto es como si fueran también los suyos, pero además siempre se ha deshecho en halagos hacia las gentes de esta comarca por su cariño y la tranquilidad que le transmiten.

Sus visitas a Eljas son frecuentes y cuando siente necesidad de desconectar avisa a Roberto y planifican su viaje al pueblo, donde trata de huir de Intenet y del teléfono móvil para lograr el sosiego que solo una zona como ésta le puede proporcionar. De ahí que se encuentre tan unido a Extremadura.

Una de sus últimas visitas a Sierra de Gata fue el pasado mes de noviembre, fecha en la que también levantó pasiones después de publicar una imagen en la que se veía al presentador junto a un burrito y un mensaje que decía “La felicidad es estar en el pueblo”. Y cada vez que visita Eljas deja constancia de ello en las redes sociales para orgullo de sus habitantes, que ya le consideran un vecino más del pueblo.