No se puede hacer justicia y que perezca el mundo; en este caso que se arruinen los afectados y los pueblos que tenían algún trabajo en su entorno, como El Gordo y Berrocalejo.

Sin duda alguna, acatamos la sentencia del Tribunal Supremo, pero creemos que los intentos de hacer las cosas bien, incluso por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, garantiza la buena fe.

Si a pesar de las apelaciones posibles, siguiera la condena, nos parece necesaria la petición de indulto, porque la justicia se supone que trata de beneficiar al pueblo y el cumplimiento de esta sentencia traería muchos más problemas que soluciones.

La Torre de Valencia, en Madrid, también debía ser derruida porque eliminaba la perspectiva desde la Puerta de Alcalá. Ahí sigue la Torre de Valencia hará unos 40 años. Y si miramos cualquier ciudad de España, y algunas de modo especial, están llenas de construcciones ilegales, pero que, dado el perjuicio subsiguiente a la demolición, sería contraproducente.

Esperamos que la demolición de Valdecañas no se lleve a efecto y cualquier solución tenga en cuenta el paro y las necesidades de Extremadura, olvidadas sistemáticamente por todos los gobiernos.