La empresa biotecnológica Ingulados, con sede en Cáceres, ha recibido autorización del Ministerio de Agricultura para la elaboración de autovacunas de uso animal -específicas para cada ámbito geográfico y a la carta-, de manera que se convierte en la única en Extremadura en desarrollar este producto y se posiciona entre las once que lo hacen en el país.

La empresa, con diez trabajadores -entre veterinarios, biólogos, biotecnólogos y un economista-, busca así dar respuesta, en el campo del desarrollo biotecnológico, a las inquietudes que se despiertan en el mundo ganadero y cinegético.

El CEO de la empresa, Pedro Fernández, y la responsable de Investigación, Rosario Cerrato, han explicado este martes, durante una visita de responsables municipales a la sede, que se trata de vacunas que se confeccionan con el patógeno que tiene la explotación, “unas vacunas a medida, de las cuales existe ya bastante demanda”. La empresa lleva siete años instalada en el polígono industrial La Mejostilla y trabaja en el desarrollo de productos inmunomoduladores que se introducen en la alimentación de los animales a través de bacterias y también por medio de autovacunas, que se confeccionan con el patógeno que tiene la granja.

“Lo que desarrollamos es una vacuna a medida de la explotación ganadera concreta”, ha explicado Fernández. De este modo, cuando no existe una vacuna comercial concreta que cubra una patología, la empresa cacereña inicia un proceso de investigación para crear una vacuna dirigida a los patógenos de cada lugar concreto.

“Tenemos bastante demanda porque los patógenos se adaptan mucho a las situaciones específicas de cada lugar”, ha afirmado Fernández. Al respecto, Cerrato ha especificado que hay vacunas, comercializadas por laboratorios farmacéuticos a nivel global, que no tienen en cuenta que los patógenos se van adaptando a las ubicaciones geográficas. Como resultado, los patógenos evolucionan y surgen cepas nuevas por lo que la vacuna global deja de ser efectiva.

Es aquí donde cobra protagonismo el trabajo de la empresa cacereña mediante el diagnóstico y el aislamiento de los patógenos concretos de cada granja en cada ubicación geográfica para desarrollar una vacuna a la carta. Otra línea de investigación de la empresa se basa en métodos para reducir el uso de los antibióticos en los animales ya que, aunque el marco normativo no prohíbe su administración, según ha explicado el CEO, deben usarse de una forma racional, es decir, “administrarlos al animal solo cuando hay un caso clínico y no como prevención”.

Así, esta empresa cacereña ha empezado a aplicar soluciones innovadoras como la utilización de la microbiota intestinal, una bacteria «buena» que compone el intestino y en la que se encuentra la solución a la reducción de los antibióticos en la sanidad animal. Ingulados trabaja en la identificación de esas bacterias beneficiosas, determina cuáles son los elementos beneficiosos que tiene y las prepara para aplicarlas en los animales que necesitan controlar ciertas enfermedades.

Por su parte, el alcalde cacereño, Luis Salaya, ha destacado que se trata de una empresa “que pone de manifiesto y lleva al plano práctico lo que ya sabíamos, que Extremadura, y especialmente nuestra ciudad, tiene un potencial de crecimiento importante en torno a la investigación farmacéutica» y en especial en el campo animal. EFE