Proliferan por doquier los tontos de la era digital camuflados en las redes sociales para intentar demostrar la hombría que nunca tuvieron. Seguro que fueron los niños tímidos de la clase a los que sus compañeros daban collejas y ahí es donde aprendieron a ser cobardes en lugar de afrontar los problemas que sus acomodados papás no tenían tiempo de resolverles. Hoy tratan de dar muestras de su hombría con lecciones de periodismo y falsa solidaridad, agazapados en el recuerdo de lo poco que lucharon sus progenitores para conseguir un puesto de postín de por vida. Y de tal palo, tal astilla.

Cuarentañeros con síndrome de quinceañeros impúberes dan lecciones a la clase periodística, a la Administración de Justicia y a la Guardia Civil. ¡Pobres progres de medio pelo que reclaman libertad de expresión salvo cuando les toca ir de víctimas! La mezquindad de su cobardía les hace creer por momentos que son hombres, cuando en realidad son hombrecillos basuras que soliviantan a la prole cuando están rodeados de la masa que les palmea y que se esfuman por las cañerías del semen cuando se sientes solos y desvalidos.

Estos acomplejados del Iphone rebuznan proporcionalmente al tiempo que tienen libre, que suele ser mucho; para trabajar ya estamos los otros, los que pagamos las nóminas de sus papás de bien, sus pensiones y sus hospitales. Y después de peinar canas, los que hemos toreado hasta en Las Ventas ya no aguantamos ni una avispa en la parte baja del pantalón. Como defensores de causas perdidas critican irracionalmente y sin leer más que el titular; da igual que se trate de un brote de Covid, una detención por drogas o un atropello en vía urbana. Pero les faltan dos bultos en la entrepierna para presentarse a las elecciones cada cuatro años para regalarnos el mundo feliz que ellos no han alcanzado y que, como es lógico, están esperando a que alguien les ponga en bandeja.

A estos ni-nis, mitad trapecistas, mitad sonámbulos de la vida, les sobraron las collejas de sus compañeros de clase y les faltaron los sopapos de papá. Y en verano a recoger pepinillos, a cultivar maíz o a deshojar tabaco. Así sus acomodados papás habrían criado hombres, y no hombrecillos, y no tendríamos hoy esta panda de vagos del Facebook dando por el culo a quienes tenemos los dedos rotos de tanto escribir y contrastar noticias.