La Fundación del Español Urgente (Fundéu-RAE), promovida por la Agencia Efe y la Real Academia Española ha otorgado el título de palabra del año 2022 a la expresión compleja inteligencia artificial.

El Diccionario académico define el sintagma como “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que ejecuta la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.

El concepto se incorporó al Diccionario de la Academia en su edición de 1992 y la Fundéu-RAE lo ha seleccionado este año por su importante presencia en los medios de comunicación, así como en el debate social, debido a los importantes avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas derivadas.

Como todos los años, la Fundéu-RAE se basa en dos pilares a la hora de elegir la palabra del año: el primero de ellos es la presencia del término o expresión en los medios de comunicación. La inteligencia artificial no es un concepto nuevo, pero sí se han acelerado las noticias relacionadas con ella. Asimismo, el concepto ha promovido un debate: ¿hasta qué punto la inteligencia artificial pone en riesgo el trabajo humano? Las dudas sobre si ciertos empleos corren peligro ha sido uno de los temas más discutidos. Los profesionales de esta tecnología insisten en que es útil para la automatización de procesos y para ayudarnos en ciertas tareas, aunque el componente creativo es algo exclusivo de la raza humana.

El segundo pilar que lleva a la elección de la palabra es su interés lingüístico. La construcción inteligencia artificial ha generado dudas entre los hablantes y en los medios de comunicación, y es habitual encontrarla escrita con mayúsculas iniciales. La Fundéu-RAE recuerda que se trata de una denominación común y, por tanto, lo adecuado es escribirla con minúsculas. En cambio, la sigla IA se escribe con mayúsculas, y resulta preferible a la inglesa AI (de artificial intelligence).

Esta expresión nace a mediados de los años cincuenta, acuñada por el célebre informático estadounidense Jhon MacCarthy. Comenzó siendo una tecnología aplicada al campo de la informática; un simple recurso de las películas de ciencia ficción, en la que los robots malignos trataban de dominar a los humanos. Hoy, la cantidad de ámbitos que la emplean ha crecido exponencialmente, ya sea para facilitar el análisis de datos o para la automatización de procesos, como la ciberseguridad, las finanzas, el entretenimiento, el marketing…

Igualmente, recuerda la Fundéu-RAE, uno de los desafíos que recuerda la inteligencia artificial es enseñar a las máquinas cómo emplear adecuadamente el español, a fin de conservar del idioma que comparten más de 585 millones de personas. Precisamente, con este objetivo nació el proyecto LEIA de la Real Academia Española, cuyo objetivo es enseñar a las máquinas a hablar un correcto español, que cuenta con el respaldo de la Asociación de Academias de la Lengua Española, y que cuenta con el apoyo de Telefónica, Microsoft, Amazon, Google, Twitter y Facebook y con el apoyo de la Fundación Endesa.

La palabra ganadora de este año ha sido escogida entre doce candidatas: apocalipsis, criptomoneda, diversidad, ecocidio, gasoducto, gigafactoría, gripalizar, inflación, inteligencia artificial, sexdopaje, topar y ucraniano.

Esta es la décima ocasión en que la Fundación elige la palabra del año. Las ganadoras anteriores fueron: escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), los emojis (2018), confinamiento (2020) y vacuna (2021). Inteligencia artificial se convierte de este modo en la primera ganadora de la pandemia del coronavirus, que marcó la actualidad de los dos años anteriores.