El efecto económico de la Covid-19 ha golpeado a la campaña del toro bravo, pero poco a poco está volviendo a la actividad con diferentes citas taurinas a lo largo de toda la región, “nunca hemos perdido la esperanza”, ha destacado Victorino Martín, veterinario, ganadero, presidente de la Fundación Toro de Lidia, vecino de Moraleja e hijo de Victorino Martín Andrés.

Cabe destacar que la temporada taurina debería haber comenzado el 15 de marzo con extensión hasta octubre, pero actualmente todo es una incertidumbre. “Teníamos que haber empezado la temporada a principios de marzo y hemos comenzado a retomar la actividad en julio y agosto por lo que las pérdidas económicas son enormes”, ha aseverado.

Propietario de uno de los hierros más prestigiosos, reseñables y destacados del panorama del toro bravo, Victorino ha aseverado que la paralización de la actividad ha puesto en riesgo a la industria porque “a nuestros toros hay que darles de comer; mantener un toro bravo tiene un coste aproximado a 5.000 euros”, ha dicho.

Ante esta situación muchas ganaderías tendrán que acabar cerrando sus puertas. “Sería una pena que acaben desapareciendo. Sería una pérdida, tenemos que seguir luchando y demostrar de qué pasta estamos hechos”.

Desde el sector se mira al futuro con precaución e incertidumbre, pero con toda la ilusión para volver cuanto antes a una normalidad aunque “vengan años difíciles”.