El Servicio Extremeño de Salud (SES) ha elaborado la "Guía de Prevención ante situación de frío extremo", en la que se indican una serie de recomendaciones de carácter general a adoptar ante este tipo de situaciones climatológicas que estos días están afectando a varias zonas de la región.

Según explica la Junta de Extremadura en un comunicado remitido a Efe, las temperaturas extremas pueden afectar a la salud de manera directa, causando golpes de calor y deshidratación cuando las temperaturas son elevadas y ocasionando congelaciones e hipotermias en situaciones de frío intenso.

Sin embargo, los estudios llevados a cabo indican que las temperaturas extremas afectan fundamentalmente a la salud de manera indirecta, pues el mayor número de problemas de salud en estas situaciones se produce como consecuencia del agravamiento de enfermedades crónicas en personas sensibles, sobre todo en aquellas de edad avanzada, y en caso de bajas temperaturas, además, como consecuencia de accidentes derivados de las heladas.

Este tipo de temperaturas pueden provocar enfermedades directamente ligadas con el frío, como congelaciones y cuadros de hipotermia, favoreciendo la aparición de enfermedades como la gripe, bronquitis, neumonías y agravando enfermedades crónicas, sobre todo las cardíacas y respiratorias y también reumáticas

Facilitan además los accidentes, tanto de tráfico como por caídas a causa del hielo formado, además de aumentar el riesgo de incendio y de intoxicación por monóxido de carbono a partir de chimeneas, estufas de gas, braseros, etcétera.

Las personas más sensibles a las temperaturas extremas son los mayores, los recién nacidos y los lactantes, personas con nivel socioeconómico bajo o en situación de precariedad, que sufren ciertas enfermedades crónicas o ciertas enfermedades agudas, que toman cierta medicación, personas en circunstancias especiales y las que practican deportes al aire libre.

En esta guía se apuntan recomendaciones respecto a la alimentación, dado que el frío hace que aumenten las necesidades calóricas y, por tanto, el consumo de alimentos.

Por ello, aconseja tomar comidas calientes, como las legumbres o sopas de pasta, que aporten la energía necesaria y proporcionen además sensación de calor, sin renunciar a una alimentación variada que incluya el resto de alimentos, especialmente frutas y verduras ricas en vitaminas A y C, y pescado, carne y huevos.

A lo largo del día y antes de acostarse, una taza de alguna bebida caliente ayuda a mantener la temperatura corporal y es muy reconfortante.

Se recomienda evitar las bebidas con cafeína y las alcohólicas, ya que contrariamente a lo que se piensa, el alcohol no es útil para combatir el frío y aunque inicialmente provoca una sensación de calor, al producir vasodilatación favorece la pérdida de calor corporal y el cuerpo se enfría aún más.

Tampoco hay que olvidar aumentar el consumo de agua, pues en las épocas de frío, al igual que en las de calor, se produce una mayor pérdida de líquidos que hay que reponer.

En la guía se indica además medidas preventivas para actividades de montaña y similares y recomendaciones de actuación ante los efectos directos del frío, caso de congelación e hipotermia, recomendaciones que en ningún caso deben reemplazar a la asistencia médica.