Volvieron los toros a Navalmoral de la Mata después de varios años y lo hicieron por la puerta grande. Una temperatura excepcional, una plaza cubierta, un ganado bien presentado y un cartel de lujo fueron los ingredientes fundamentales para hilvanar una tarde taurina de lujo.

Sebastián Castella, Emilio de Justo y Tomás Rufo hicieron el paseillo en un coso especialmente decorado para la ocasión, con la enseña nacional en todo el perímetro de la plaza. Antes de entrar en faena sonó el himno nacional, con todo el público en pie y los toreros en el centro del ruedo, y concluyó con un sonoro «Viva España». Los toros de Alcurrucén, de encaste Núñez, fueron muy desiguales y los diestros estuvieron por encima del ganado.

Era el regreso de los toros a la plaza cubierta de Navalmoral y la ocasión merecía un lleno. El empresario, Marcos Lozano, comunicó minutos antes de la medianoche del domingo la ausencia de Morante de la Puebla y alegó «razones de salud justificadas mediante certificado médico», pero poco más se supo de la espantada del diestro de Puebla del Río.

En cualquier caso, la ausencia de Morante no impidió el lleno absoluto en el coso de Navamoral de la Mata  en la jornada de su reinauguración con el ganado de Alcurrucén.

Abrió plaza Sebastián Castella, que sustituía a Morante, enfrentándose al primero de la tarde, un toro negro con buena presencia pero escaso de fuerza. Tras una voluntariosa faena, Castella lo despachó de tres pinchazos y se quedó sin trofeo.

El segundo de su lote era un astado llamativo por su capa de pelo entre melocotón y jabonero que le permitió al francés desarrollar una gran faena que remató con una estocada hasta los gavilanes y sin puntilla. El público le obsequió con la dos orejas y el rabo, este último trofeo muy protestado por el respetable por considerarlo excesivo, aunque sin duda fue la mejor faena de la tarde.

Al diestro de Torrejoncillo, Emilio de Justo, le tocó en suerte un toro de buena presencia, falto de fuerzas y noble. El extremeño pudo hacer una faena valiente y torera que culminó con una estocada tendida, pero que entró hasta la bola. Hubo petición mayoritaria de oreja por parte del público y la presidencia le concedió las dos orejas al extremeño.

El segundo de su lote, el quinto de la tarde, colorao, salió escaso de fuerzas. Algo debió ver el paisano al astado ya que le brindó al público. Emilio de Justo hizo una voluntariosa faena muy superior a su oponente, al que logró extraer varios pases ceremoniosos en una lidia más que meritoria. Mató de estocada caída, sin puntilla y fue premiado con una oreja.

Tras hacer su primer paseillo en Navalmoral de la Mata, desmonterado, Tomas Rufo también brindó al público su primer toro, el tercero de la tarde. A destacar de los de plata el banderillero Fernando Sánchez con un par en todo lo alto muy aplaudido por el respetable. Rufo logró una buena faena con el mejor toro de su lote que cerró con una estocada entera un poco caída que necesitó dos entradas a descabellar. Una oreja y vuelta al ruedo para el de Pepino.

Al sexto y último, otro toro colorao, le recibió Rufo con una serie de verónicas. De nuevo gran par de banderillas de Fernando Sanchez a un toro muy escaso de fuerzas que se caracterizó por sus muy cortas embestidas que provocaron que el animal prácticamente no tuviera lidia. Sin duda fue el peor toro de la tarde, sin casta, sin fuerza y sin aplomo. Una gran estocada le sirvió al diestro para obtener una oreja.

La corrida ambientó Navalmoral como en su mejores tiempos en una tarde memorable en la que destacó en la plaza la acertada actuación de la banda municipal de música, que interpretó con gusto y maestría un variado repertorio de pasodobles durante la lidia.

En la imagen, el banderillero Fernando Sánchez coloca un par en todo lo alto a uno de los toros de Alcurrucén en la corrida de este domingo en Navalmoral de la Mata.

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