Viernes Santo atípico en Coria. Sin procesiones, turistas ni cañas en los bares. Este año "procesionan" por las calles de la ciudad efectivos de la Brigada Extremadura XI para vigilar e intensificar los controles y que los ciudadanos cumplan estrictamente el Estado de Alarma.

Las normas las conocemos, pero a pesar de la cifra de fallecidos en Extremadura que alcanza este trágico Viernes Santo las 288 personas, hay quien olvida quedarse en casa y se aventura a salir a la calle no sabemos en busca de qué ansiada libertad.

El alcalde de Coria, José Manuel García Ballestero, pidió a la Delegación del Gobierno que se cerraran los accesos a la ciudad, todos a excepción de uno. Pero la medida no se pudo aplicar.

Hoy son los militares los que se despliegan en el casco urbano y controlan además los posibles movimientos fronterizos que pudieran producirse en una jornada donde no huele a incienso y sí a los bizcochos y torrijas que elaboran los caurienses para divertirse durante el confinamiento en casa.

Sí, en Coria también ha pasado, nada de harina, ni de levadura en los estantes de los supermercados. Esto va por modas que cambian cada semana, ya veremos que tendencia será la de los próximos días de encierro. Hasta en esto los seres humanos somos como borregos.

Mientras, en Puebla de Argeme los agricultores y ganaderos locales echan una mano a las autoridades fumigando y limpiando con sus tractores esta bonita pedanía de Coria.