Extremadura registró 34 casos graves de envenenamiento en la fauna salvaje en los últimos tres años, según el informe de Ecologistas en Acción 'Casos graves de envenenamiento de fauna silvestre en España', que señala que las muertes examinadas en la región "se relacionan con las malas prácticas cinegéticas", consistentes en el uso de cebos tóxicos contra los "potenciales predadores".

  

El biólogo que ha coordinado el estudio, Miguel Ángel Hernández, señaló en declaraciones a Europa Press que los casos de envenenamiento "están muy extendidos en Extremadura, al igual que en el resto de España", y se realizan para eliminar a las denominadas "alimañas", como los perros asilvestrados, auque también intoxican a especies amenazadas como las aves rapaces.

Según explicó, causan un "gran número de bajas" en buitres negros y leonados, que vienen atraídos por la carroña presente en los cebos, junto a milanos negros y zorros. Otras de las especies vulnerables son la gineta, el tejón, la garduña, el meloncillo, el gato montés, la comadreja y el lagarto ocelado.

El profesor del área de Toxicología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, Francisco Soler, explicó a Europa Press que el veneno se aplica en cebos que al ser ingeridos producen la muerte de los animales o les provocan "una larga agonía".

Los más utilizados son trozos de carne, sebo o parte de animales, como cabezas de pollo y perdiz, palomas y conejos a los que se les espolvorea o rellena con las sustancias tóxicas.

Los casos de envenenamiento se registran en toda la comunidad, teniendo en cuenta que los cebos buscan la protección de las actividades ganaderas y de caza, y no se suelen instalar en época de caza para proteger a los perros que acompañan a los cazadores y que corren el riesgo de contaminarse.

TORTILLAS ENVENENADAS

El representante de Ecologistas en Acción subrayó que existen cebos de una "elevada gravedad", consistentes en el uso de comida y embutidos, como tortillas de patatas y filetes de cerdo, que pueden llegar a ser consumidos por personas de manera accidental.

"Estas actividades ponen en entre dicho los esfuerzos en la protección de especies amenazadas y los planes de reintroducción", según Hernández, quien abogó por la necesidad de perseguir a las personas que los utilizan con la aplicación de sanciones administrativas "muy graves".

Francisco Soler también destacó los daños generados como consecuencia de los "envenenamientos secundarios", que se producen cuando un animal se alimenta de otro envenenado. Este fenómeno, dijo, perjudica de manera especial a los buitres.

También advirtió de la presencia de un "elevado número" de especies contaminadas por la ingestión de munición de plomo en los espacios húmedos que afectan a especies anátidas y pueden llegar a producir "intoxicaciones masivas".