Los tiempos en los que los ciclomotores podrán adelantar sin gran esfuerzo a los turismos por el casco urbano de nuestras ciudades pueden tener los días contados. En concreto, los que restan desde hoy hasta el próximo 1 de enero de 2009, fecha en la que estas pequeñas motocicletas de menos de 50 centímetros cúbicos estarán obligadas a pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) como el resto de sus compañeros de asfalto.

Con esta medida, los propietarios de los aproximadamente 74.000 ciclomotores que circulan por las calles de los municipios extremeños –según el censo que maneja la Dirección General de Tráfico– tendrán más difícil manipular su vehículo con el fin de elevar sus prestaciones, hasta convertir algunas de ellas en verdaderas máquinas de competición . De hecho, muchas de las piezas utilizadas en los llamados trucajes proceden directamente del mundo de las carreras, informa El Periódico Extremadura.

Los ciclomotores, por ley, no pueden superar los 45 kilómetros por hora de velocidad. Sin embargo, nadie que conduzca habitualmente puede decir que nunca le haya adelantado una de estas pequeñas motocicletas, en su mayoría pilotadas por chicos jóvenes, a más de 80 Km/h.

MAS SEGURIDAD Los objetivos principales que perseguían con esta medida el entonces Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y también el de Interior, responsables del borrador por el que se modificó en junio de 2006 la normativa de Itv, son, por un lado, aumentar la seguridad tanto de los propietarios como del resto de usuarios de la vía pública. Esto es porque conllevará una considerable reducción de la velocidad de estos vehículos, y garantizará el buen estado de los frenos y del resto de elementos mecánicos, entre ellos las luces y los neumáticos, y otros como los retrovisores. Por otro, la protección del medio ambiente, debido a que se controlarán, como a los turismos y el resto de vehículos, la emisión de humos que salen por los tubos de escape.

Controlar la contaminación acústica en las ciudades es otro de los retos. Las asociaciones ciudadanas contra los ruidos, y también las autoridades municipales, hace años que vienen reclamando medios para eliminar de sus calles el estruendo de los tubarros instalados en los ciclomotores, que son tubos de escape distintos a los que montan los fabricantes, y que permiten al conductor un punto más de potencia en el rendimiento del motor.