Agosto recuerda el papel de Ribera del Fresno en la historia de América
Las fechas del 13 y 15 de agosto no solo evocan episodios clave de la conquista, sino que recuerdan que un ribereño dibujó, hace más de cinco siglos, el trazado de ciudades que siguen latiendo sobre las líneas que él mismo ideó.
Este mes de agosto recuerda dos efemérides que vinculan a Ribera del Fresno con la historia fundacional de América. El 13 de agosto de 1521 caía México-Tenochtitlán, hecho que marcó el inicio de la reconstrucción de la ciudad bajo el diseño del ribereño Alonso García Bravo. Apenas unos años antes, el 15 de agosto de 1515, se había fundado Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, otra ciudad que también contó con su traza urbana.
En reconocimiento a su figura y a la de otros hombres y mujeres del municipio que participaron en la conquista y colonización del continente, el 17 de junio de 2006 se inauguró junto al cuartel de la Guardia Civil un monolito impulsado por el Ayuntamiento de la época. En la placa figuran los nombres de más de una treintena de ribereños que viajaron a las Indias, entre ellos Francisco de Aguilar, Rodrigo de Figueroa, Isabel Hernández o Sebastián Serrano.
Alonso García Bravo nació en Ribera del Fresno a finales del siglo XV. En 1513 se alistó en la expedición de Pedrarias Dávila para la conquista de Tierra Firme y, en 1518, bajo el mando del capitán Diego Camargo, participó en la conquista del Pánuco, donde construyó un sólido parapeto defensivo para los españoles. Su habilidad en geometría y cálculo lo distinguió de otros conquistadores, convirtiéndose en alarife o maestro de obras al servicio de Hernán Cortés.
Tras la caída de Tenochtitlán, Cortés le encomendó la primera traza de la nueva capital de la Nueva España, conservando las tres calzadas prehispánicas de Iztapalapa, Tlacopan y Tepeyac. Aprovechó la gran plaza ceremonial para levantar los símbolos del nuevo poder: el palacio de gobierno, la catedral y los portales de mercaderes, dando origen a la Plaza Mayor, centro político, económico, social y religioso del virreinato.
Su labor urbanística se extendió a Veracruz, Panamá y Antequera —actual Oaxaca—, donde también ejerció como alcalde y alguacil mayor. Las crónicas lo describen como un hombre de valor, buenas costumbres y profundo sentido cristiano, que mantuvo su casa abierta a soldados y vecinos. Falleció en torno a 1561, dejando una huella imborrable en la historia urbana de América.
Hoy, las fechas del 13 y 15 de agosto no solo evocan episodios clave de la conquista, sino que recuerdan que un ribereño dibujó, hace más de cinco siglos, el trazado de ciudades que siguen latiendo sobre las líneas que él mismo ideó.