Talayuela huele a pinos y tabaco. Situado en el Valle del Río Tiétar, al noreste de Extremadura, abre la puerta a las comarcas del Campo Arañuelo y La Vera.

Con unas impresionantes vistas a la Sierra de Gredos, el municipio está rodeado de un fértil pinar y numerosos encinares convertidos en dehesas de aprovechamiento por el hombre.

En Talayuela se respira aire puro por las rutas verdes que trazan las sendas del Campo Arañuelo o de los Pinares del Tiétar. Adentrarse en los encinares o los pinares de Talayuela permite caminar a la sombra de una inmensa arboleda salpicada de charcas que sirven de refugio y avituallamiento para numerosas especies de la zona y para aves migratorias que encuentran en estas tierras un refugio ideal y bien provisto de alimentos.

La principal vía de comunicación es la carretera EX-119, carretera que une Navalmoral de la Mata y Jarandilla de la Vera; y a medio camino, Talayuela.

Y allí mismo, con la impresionante estampa de Gredos al fondo, el primer campo de golf público de Extremadura. Diseñado por Severiano Ballesteros, está compuesto por 18 hoyos y 28 bunkers. La mitad de sus greens  están protegidos por obstáculos de agua en forma de lagos o arroyos en una dehesa poblada de robles y encinas. Un auténtico desafío plenamente integrado en el entorno a menos de dos horas de Madrid.

Entre otros productos característicos de la localidad destacan los pimientos -cultivados para producir pimentón-, y los espárragos, que han experimentado un importante desarrollo como cultivo de alta rentabilidad que ha incentivado el desarrollo de la agroindustria.

Pero el cultivo esencial de Talayuela es el tabaco. Inmensas tierras ocres regadas por el río Tiétar se transforman durante la primavera y el verano en verdes campos que trazan una particular silueta para el disfrute del viajero que descubre con asombro una nueva y particular ruta turística, la del tabaco.

En Talayuela se respira naturaleza porque es un espacioso lugar de recreo con una frondosa y variada vegetación compuesta por pinos, robles, encinas, alcornoques y monte bajo: jara, tomillo, espinos, romeros o brezos.

Dentro del pinar se encuentra el parque natural. Aquí los majestuosos pinos son los protagonistas dibujando una sombra que arropa una laguna artificial donde habitan patos, gansos y ocas, pero también otras aves como pavos reales, avestruces, o mamíferos.

 

Estamos en Talayuela, a los pies de La Vera, y eso marca carácter y deja influencia en su variada y completa oferta gastronómica. Son muchos los platos recomendables pero cabe mencionar: el cocido extremeño, las migas, la caldereta, la sopa de tomate, el gazpacho, las cachuelas, la carne de cabrito o las patatas revolconas. Y no olvidemos los productos derivados del cerdo, porque en invierno toca matanza y hay que deleitarse con el magro, la panceta, los torreznos, chorizos, morcillas y jamones de este apetitoso animal del que, dicen, se comen hasta los andares.

Vamos a levantar la mesa con dulces artesanales, por ejemplo unas floretas, unas roscas o unos huesecillos. Y ahora vamos a tomar un descanso. Vamos a respirar. Porque en Talayuela, se respira.