El presidente de APAG Extremadura Asaja, Juan Metidieri, ha realizado una estimación sobre la próxima campaña de la aceituna y ha augurado que será “la peor cosecha de la historia”, según se está desarrollando.

En concreto, los cálculos realizados por la organización agraria estiman que la aceituna para almazara podría bajar hasta un 80% respecto a la campaña del pasado año, rondando la producción las 23.000 toneladas de aceite, frente a las 103.600 toneladas del pasado año. Esas pérdidas, en el caso de la aceituna de aderezo, podría crecer hasta el 85% con una estimación de producción de 27.000 toneladas, frente a las 183.000 del pasado año.

Metidieri ha señalado que se ha pasado de una campaña con una producción histórica en positivo, como la de la temporada anterior, a otra también histórica, pero en negativo, como es la de este 2022, lo que incluso podría generar dificultades para abastecer el mercado del aceite de oliva.

El olivar más perjudicado será el tradicional, mientras que el cultivo de superintensivo es el que “salvará un poco los muebles”. Si continuamos inmersos en estas olas de calor, ha señalado Metidieri, las pérdidas todavía podrán ser mayores.

En esta misma línea se ha referido a la situación de otras producciones, como la uva, cuya   pérdida en la producción sigue creciendo por las condiciones meteorológicas adversas y podría estar rondando ya el 40%.

El dirigente agrario ha indicado que estas reducciones en las cosechas, tanto de aceituna como de uva, podrá afectar al mercado laboral, ya que se puede producir “una reducción muy considerable” en las necesidades de mano de obra.

Por último, ante la previsión de un “otoño-invierno complicados” el presidente de APAG Extremadura Asaja ha requerido a las distintas administraciones para que pongan en marcha mecanismos de ayudas a los agricultores y ganaderos que se han quedado fuera de las ayudas a la sequía.

Del mismo modo, Metidieri ha reclamado ayudas directas y exenciones fiscales que se podrían canalizar a través de una mesa de trabajo en la que se den respuesta a los problemas de todas esas producciones que están atravesando por dificultades, como la uva, la aceituna o el cereal de inverno, excluidas todas de las “insuficientes” ayudas, tanto nacionales o regionales, que se han articulado como consecuencia de la Guerra de Ucrania y la sequía.