Cientos de personas han desfilado por las múltiples actividades organizadas en el marco del II Gata Negra, un festival único en Extremadura dedicado a la novela negra que llega a su fin con un balance positivo y con las miradas puestas en la próxima edición, ya en 2023.

Con sede principal en el refrescante e idílico Parque Fluvial Feliciano Vegas, el festival se ha abierto a Portugal y a la comarca de Sierra de Gata, espacios en los que ha sido posible aunar naturaleza y literatura en espacios inimaginables.

Nada tiene que ver Gata Negra con cualquier otro festival de novela negra. Organizarlo en pleno mes de agosto en un rincón de Extremadura lo convierte en más atractivo aún si cabe, y que fuera un joven escritor de Moraleja, Luis Roso, quien tuviera la brillante idea de crear este evento, convierten a Gata Negra en una de las joyas imprescindibles del verano de Extremadura.

Desde el consistorio de Moraleja lo tuvieron claro desde el primer momento y apostaron por la literatura como otro de los grandes atractivos para dinamizar los veranos de la villa. Y lo han conseguido, porque los comercios han salido a la calle para llenar de vida Moraleja y los establecimientos de hostelería han colaborado convirtiendo sus terrazas en algunos de los cuentos infantiles que a todos nos han hecho soñar cuando teníamos uno cuantos años menos.

Juan Ramón Santos, Eduardo Fernán-López, Carlos Salem, Daniel Fopiani, Nagore Suárez, Josan Mosteiro, Paz Velasco, Beatriz Osés…y otros muchos escritores han sido testigos de lo que es capaz de hacer la ilusión y el empeño de un «equipo de andar por casa» que no necesita esa parafernalia de las grandes ciudades y de los grandes eventos para hablar de lo que a todos nos gusta: la novela negra, crear, escribir, compartir…

Acaba Gata Negra y lo hace pensando en 2023. No todo está inventado, el ingenio de Luis Roso hará que tengamos un nuevo festival, que tire de sus contactos y que sea posible que más de 30 escritores de primera línea reserven  unos días del mes de agosto para adentrarse en Extremadura y ser protagonistas de un evento único y rural, sí rural: sin tren, bus, aeropuerto…Aquí todo es más difícil, pero todo es más intenso, porque se organiza desde el corazón, como casi todo lo que se hace en los pueblos.