(Hacia una ecología de la atención)

¿Cómo hacer el agosto? Vaciando embalses como si no ocurriera nada especial. Parece como si las grandes multinacionales una vez pintadas de verde se hubieran camuflado incluso del propio planeta, de los territorios de donde siguen extrayendo beneficios. Iberdrola es una de ellas y ante las alarmas y denuncias de vaciamiento brusco de varios embalses sigue afirmando que cumple con su deber. Es decir que sigue ignorando la mayor amenaza de la especie humana, la del cambio climático.

Iberdrola no quiere seguir enterándose del sobrecalentamiento del planeta que algunas regiones como la de la cuenca mediterránea ya sobrepasan en un 20% la media mundial. Por tanto para Iberdrola no hay posibilidad de ponerse a trabajar conjuntamente con los gobiernos, y mucho menos con la ciudadanía. ¿Por qué va a consultar a los ayuntamientos afectados si las Confederaciones Hidrográficas correspondientes se lo permiten? Su única acción climática es seguir acaparando la generación de electricidad, pero esta vez con la fotovoltaica y la eólica. Mientras amenaza con cerrar las nucleares de su propiedad se está haciendo con el mayor mercado de renovables mundial.

Iberdrola dice no estar enterada ni de la acidificación de las aguas, ni de la desaparición de los ecosistemas y de especies. Y cuando comprueba que no le queda más remedio -pues se ve a simple vista-, la acción destructora de las especies invasoras, afirma que no es de su incumbencia y que lo solucionen, lo paguen, el Gobierno estatal y el autonómico.

Más que evidente es que los impactos que están ocurriendo en las cuencas donde producen electricidad, río Tajo y río Duero, seguirán aumentando si no reducimos la huella humana. Pero parece que los esfuerzos de minimización y de cuidado de las defensas naturales sólo se exigen para algunos donde no entran las grandes corporaciones. Como si resolver el estado de emergencia climática debier esperar a que la energía post-fósil sea sustituida por otra más limpia que sigan controlando los mismos para que podamos seguir derrochando, consumiéndonos vivos.

Las cuencas del Tajo y del Guadiana se está «tropicalizando» en su parte más cálida, la del territorio extremeño totalmente embalsado, que se suma a extracciones y trasvases ilegales desde sus cuentas de cabecera. En la Cuenca del Tajo, la extracción aguas arriba , trasvase Tajo-Segura, para regar centenares de huertas industrializadas que solo en la región de Murcia han provocado uno de los mayores desastres hídricos peninsulares. Y en su cuenca media el aumento de las temperaturas está provocando mayores demandas de riego agrario y ahora de producción hidroeléctrica.

A Portugal no le llega siquiera el mínimo caudal ecológico que el Convenio de Albufeira prevé de nuevos caudales según las circunstancias climáticas. La República portuguesa denunció incluso la sequía de su cuenca y por tanto una nueva regulación de caudales y de los cálculos de cómo los envía al otro lado de la frontera. Se trata de un convenio firmado en 1998, pero parece que desde entonces no ha llovido lo suficiente como para modificar las condiciones del Tratado transfronterizo que sigue sin querer ver la magnitud de lo que ya está ocurriendo sin esperar a más consecuencias desastrosas socioeconómicas.

El despoblamiento acelerado en un lado y otro de La Raya hacia las grandes urbes y la costa deja sin resistencia humana a unas regiones que se calientan cada vez más. Por tanto la protección de los activos naturales se deja en manos de unas pocas multinacionales que siguen actuando contra la biodiversidad, que como hemos podido comprobar en la actual pandemia es nuestra mayor defensa vital.

Afecciones? Se ve afectada el agua que bebemos del grifo, los alimentos y la salud, la pesca y el turismo, pero las distintas administraciones siguen impulsando una ordenación y gestión territorial como si nada ocurriera, o como si no viviéramos personas y por tanto diera igual que modifiquen ecosistemas enteros o estén desapareciendo los medios de vida necesarios. Así se siguen queriendo autorizar granjas industriales, grandes azucareras y regadíos masivos, además de reclamos urbanísticos a sabiendas de que la escasez de agua es más que evidente con episodios de sobrecalentamiento extremos, es decir de sequías e inundaciones inesperadas.

La competencia de las especies tropicales invasoras, el descenso de los niveles de oxígeno en las aguas se está distribuyendo por toda la cuenca donde los afluentes desaparecen dramáticamente originando que no siquiera en el cauce principal haya caudales continuos y regulares.

Recientemente la Federación de comunidades de regantes de la cuenca del Tajo ( Fertajo) proponía no aumentar el caudal ecológico para así no poner en riesgo las explotaciones agrarias, cuando la solución adecuada a la situación climática ya presente y con riesgo de recrudecerse la daba su actual presidente: crear una nueva formación en los regantes actuales que impulse modos de hacer que minimicen el uso hídrico, sus pérdidas y dependencias adquiridas que todos dábamos por inmutables y seguras. Nuevas técnicas en transición hacia la producción de alimentos ecológicos que ya son proporcionadas por la agroecología y que en toda la cuenca del Tajo deben instalarse lo antes posible. Y deben hacerlo para retener a jóvenes y mujeres suficientemente preparadas para que encuentren actividades que signifiquen el trabajo en el campo, una actividad que ya no sólo es primaria pues asume el ciclo completo hasta la mesa Integra transformaciones y consumos locales limpios, seguros y buenos, no sólo para alimentos amenazados de extinción sino para que todos se produzcan en favor de la biodiversidad. En favor del desarrollo social de las personas y de toros los seres vivos.

Todos tenemos que aprender para crear nuevas relaciones sociales, económicas y personales en esta nueva situación provocada más allá del modelo de mercado hiper-industrializado que ha convertido al planeta en un gran mercado, obligándolos a ser siervos de unas pocas multinacionales y grandes corporaciones. No nos dejemos engañar por repintados verdes ni por soluciones de implantación masiva.