La compañía americana Diamond Foundry Inc., con sede en Silicon Valley, instalará en Trujillo una fábrica de diamantes para semiconductores de 30.000 metros cuadrados de superficie que tiene previsto realizar una inversión de 800 millones de dólares y crear 300 empleos directos.

El fundador y CEO de la compañía, Martin Roscheisen, ha firmado hoy en Mérida el convenio que marca el inicio del proyecto, la construcción de una fábrica de tecnología novedosa con reactores de plasma que no produce ningún tipo de emisiones y el 100 por cien de su consumo procede de energías renovables. Por parte de la Administración, el convenio ha sido suscrito por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y el secretario general de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Raúl Blanco.

La nueva fábrica se la disputaban también China y los Emiratos Árabes, pero finalmente se ubicará en una parcela aún pendiente de definir en Trujillo. Será una factoría «novedosa, limpia y respetuosa con el medio ambiente» y, como ha dicho Roscheisen, «un proyecto de alta tecnología que creará empleo de alta tecnología».

La fábrica en Estados Unidos se ha basado en diamantes para joyería pero la de Trujillo estará orientada a cubrir una demanda para semiconductores que pueden tener aplicación en la tecnología 5G o la fabricación de vehículos eléctricos. La de Silicon Valley se encuentra en la meca tecnológica de los Estados Unidos, en California, donde tienen su sede gigantes como Google, HP o Linkedin o universidades como Stanford. La factoría americana tiene más de 16.000 empleados.

En el proyecto participan conocidos empresarios vinculados al mundo de las renovables, como Rafael Benjumea, que a través de su compañía Powen, proveerá de energía a una fábrica que necesitará mucho consumo, aunque toda verde. De hecho Extremadura ha logrado adjudicarse el proyecto por disponer de un coste de energía verde competitivo sobre el que instalar una fábrica modular con reactores de plasma que se alimentará de una planta fotovoltaica de 120 megawatios con 60 megawatios de baterías.

En opinión de Benjumea, se trata de «un proyecto único» que necesitará al menos 18 meses para la obtención de los permisos necesarios, más un período de construcción de dos años. De cumplirse estas previsiones, el proyecto sería una realidad a principios del año 2025, pero será necesario disponer de tres requisitos indispensables: deuda, capital y subvenciones. Para ello está prevista una asignación de fondos propios de los promotores, una aportación «muy importante» del Ministerio de Industria y la Junta de Extremadura y, por último, la suscripción de préstamos que permitan afrontar la inversión inicial.

El secretario general de Industria ha explicado que se trata del proyecto más curioso e innovador que se ha visto en el ministerio que necesita mucha energía para su ejecución pero que pretende convertirse en una iniciativa tecnológica de primer nivel que permitirá desarrollar en Extremadura diamantes sintéticos y todas sus aplicaciones.

Fernández Vara se ha mostrado convencido de que Extremadura se encuentra a la vanguardia «en medioambiente, urbanismo y simplificación administrativa» para atraer a empresarios que no sólo vienen buscando ayudas, sino desarrollar proyectos. y ha insistido en que «por primera vez tenemos la oportunidad de que Extremadura dependa de sí misma».