Los extremeños no olvidarán al doctor Sebastián Traba. Fue el primer médico extremeño que falleció el pasado 13 de mayo a consecuencia del coronavirus tras contagiarse en su consulta del centro de salud del Nuevo Cáceres.

Nació en Coria y tenía 65 años. A pesar de estar en edad de jubilación decidió alargar su vida profesional como médico apasionado de su trabajo. Fue una de las primeras personas que ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital San Pedro de Alcántara, donde estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte durante cincuenta días.

Colegiado en Cáceres desde hace más de tres décadas, ejerció en Garrovillas de Alconétar, Zarza de Montánchez, Valdefuentes y Cáceres. Fue el primer médico víctima mortal en la región a causa de esta enfermedad por la que ya han fallecido un total de 62 médicos en toda España.

El Colegio de Médicos de Cáceres le ha concedido esta semana la distinción colegial a título póstumo al doctor Sebastián Traba. La junta directiva del Colegio de Médicos ha acordado «unánimemente» esta distinción en reconocimiento a su «meritoria labor en favor de la sociedad, anteponiendo su seguridad, su salud y la de su familia y por su compromiso ético y deontológico en el ejercicio de su profesión».

La entrega ha tenido lugar en un íntimo acto dada la situación actual, al que han asistido familiares, amigos y compañeros así como sus hijas y su viuda, María Córdoba Serradilla, quien ha recibido la distinción de manos del presidente de la institución, el doctor Arjona Mateos.

El homenaje ha estado presidido por  Arjona acompañado por su homólogo de Badajoz, el doctor Pedro Hidalgo y el presidente de la Academia de Medicina de Extremadura, Francisco Vaz Leal.

Durante su intervención, Carlos Arjona se ha referido con palabras de cariño al que fuese durante años su compañero en el centro de salud de Valdefuentes. «Sebastián nunca quiso ser protagonista, siempre ayudó a sus compañeros sin querer significarse. No quería ser héroe, amaba su profesión y no tenía miedo al trabajo, era un enamorado de su profesión de médico».

Con estas palabras dio comienzo a su discurso en el que ha hecho referencia al «extremadamente duro» trabajo que se están enfrentando los médicos y el resto de profesionales sanitarios con «jornadas de trabajo interminables y mucho estrés» que está dejando constancia de la «gran vocación de nuestros médicos».

«No somos héroes, solo queremos hacer nuestro trabajo en las mejores condiciones y con medios adecuados. Que nos escuchen los políticos y acepten las propuestas de los profesionales» ha añadido mientras ha reclamado de nuevo que la profesión médica sea declarada profesión de riesgo, «como están haciendo otros países europeos y recomienda la propia OMS».

Su viuda, en un breve y emotivo discurso, ha agradecido todas las muestras de cariño recibidas por los compañeros de profesión de su marido  y el apoyo del Colegio de Médicos.

El acto ha estado dirigido por el secretario del órgano colegial, el doctor Evelio Robles Agüero, quien ha reconocido en Sebastián los «tintes de proeza épica de la profesión médica al anteponer el sentido de la responsabilidad y los intereses de los pacientes a los propios, valores que son la base del buen profesionalismo médico».

Robles es a su vez coordinador del centro de salud del Nuevo Cáceres donde Sebastián desarrolló sus últimos años la profesión por lo que no ha querido desaprovechar la ocasión para, a título personal, agradecer su amistad y su apoyo profesional.

Para ello ha citado algunas frases del poema «El árbol de los amigos» de José Luis Borges: “existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino, algunas recorren el camino a nuestro lado, cada persona que pasa en nuestra vida es única, porque siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros».

Cabe señalar que el Colegio de Médicos de Badajoz también hizo entrega de una distinción al médico en ejercicio por su «dedicación y profesionalismo» y la Academia de Extremadura reconoció la labor de Traba con un diploma que recogió su viuda.