RAQUEL DE LA ROSA – MORALEJA

A pesar de que la labor de Protección Civil es voluntaria, desde que se decretó el Estado de Alarma por la expansión del coronavirus, los trabajos en Moraleja han pasado a ocupar las 24 horas del día. Están al pie del cañón ya que el servicio que prestan a la localidad no entiende de horarios ni de festivos.

Los miembros de Protección Civil trabajan conjuntamente con la Concejalía de Participación Ciudadana para ayudar a los vecinos que más lo necesitan. Realizan labores de diferente índole, desde suministrar alimentos a los moralejanos como trabajos sociales para enfrentar la soledad que está dejando el coronavirus.

La labor no cesa y el trabajo es constante a pesar de que lo hagan sin ningún interés más que el de conseguir una vida mejor para sus vecinos. Cada vez son más las personas que demandan los servicios de Protección Civil desde que se decretó el Estado de Alarma. Ir a por un medicamento o a hacer la compra se ha convertido en todo un deporte de riesgo para los más mayores, por ello, la labor desinteresada de este colectivo sirve de columna vertebral para cientos de mayores.

Trabajo de cercanía, de apoyo y cariño en una época en la que el contacto físico ha desaparecido. Horas al teléfono, disponibilidad horaria, compras, bancos de alimentos, recogidas de material escolar para todos aquellos que no pueden desplazarse. Labores desinteresadas que regalan luz y esperanza en tiempo de oscuridad.

Este colectivo, junto con la Concejalía de Participación Ciudadana, se han convertido en los pies y manos de muchos vecinos de Moraleja que no pueden salir a la calle ante la crisis sanitaria al considerarse población de alto riesgo.

Trabajo constante dedicado por y para los vecinos. Trabajos de acompañamiento, repartir medicamentos, atender cientos de llamadas y luchar por la salud de los que les rodean, ese es el regalo que están ofreciendo. Algo que les quita tiempo, pero que regala vida.

Con una sonrisa en la cara todos los voluntarios regalan luz y esperanza en los días nublados. Pintan un arcoíris al final del camino haciendo ver que todas las tormentas se acaban. Un servicio de 24 horas para ofrecer a los ciudadanos todas las ventajas que podrían tener si jamás hubiese tenido lugar el Estado de Alarma.