ISABEL BARRANTES-CÁCERES

 

La operación “Malladas” se ha saldado con la incautación de 43 kilos de droga y una docena de armas en los registros llevados a cabo por la Guardia Civil en municipios de Cáceres, Toledo y Madrid.

Con esta operación, desarrollada en los municipios de Moraleja, Coria, Vegaviana, Huélaga, La Moheda de Gata, San Gil, Navalmoral de la Mata y Cáceres, además de en poblaciones madrileñas y de la provincia de Toledo, se ha conseguido desarticular una importante organización criminal cuya principal actividad delictiva era el tráfico de sustancias estupefacientes.

Como resultado de la operación, la Guardia Civil ha detenido a 21 personas, por delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, tenencia ilícita de armas y pertenencia a grupo criminal. De todos ellos, 17 fueron puestos a disposición judicial, decretando el ingreso en prisión de 10 y quedando 7 en libertad con cargos.

Los otros cuatro detenidos, fueron puestos en libertad por la Guardia Civil en calidad de investigados por delitos de pertenencia a grupo criminal, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas.

Los agentes llevaron a cabo trece registros que se realizaron de forma simultánea, seguidos de otros 7 registros sucesivos, en los que se aprehendieron sustancias estupefacientes, sustancias para su adulteración, efectos relacionados con el tráfico de drogas, una prensa artesanal, una envasadora, una maquina de contar billetes, dinero, armas de fuego cortas y largas, chalecos antibala, pistolas eléctricas tipo tasser, vehículos, teléfonos móviles, documentación de índole patrimonial, económica, y fiscal, así como otros efectos.

Entre la droga aprehendida hay 3,9 kilos de cocaína; 71,5 gramos de heroína; 11,7 kilos de hachís; 24,3 kilos de marihuana; 39,5 gramos de MDMA; 935 gramos de anfetaminas y 2,4 kilos de sustancias de corte.

Al clan familiar también se le han bloqueado judicialmente bienes por valor de más de un millón de euros.

LA INVESTIGACIÓN COMENZÓ EN MARZO DE ESTE AÑO

La investigación comenzó el pasado mes de febrero a raíz de la detención de varias personas que habían acudido a Moraleja a comprar sustancias estupefacientes, a lo que se unió en abril el hallazgo en una cuneta próxima a la localidad de 10.060 euros, a unos 300 metros de un control establecido por la Guardia Civil, dinero que podría haber sido arrojado al percatarse su dueño de la existencia del control.

Con todos estos datos y unido a la investigación llevada a cabo por parte del Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidrogas de la Comandancia de Cáceres, permitió desvelar y evidenciar que en la localidad de Moraleja existía un clan familiar que conformaba un grupo criminal dedicado a la venta de drogas, los cuales traficaban con heroína, cocaína, hachís, marihuana, MDMDA y Anfetaminas.

Según manifestaban desde la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, se trata de una operación compleja ya que los investigados llevaban una vida “aparentemente normal” y tomaban numerosas medidas de seguridad.

Además han destacado “el carácter violento” del grupo criminal, el cual amenazaba a sus clientes para cobrarles el dinero de la venta de drogas. Hay que recordar que est grupo criminal en el pasado “mantuvo varios enfrentamientos armados con miembros de otros clanes en los que se disputaban la territorialidad para poder traficar con drogas”.

Los cabecillas del grupo son un matrimonio de Moraleja, los cuales contactaban con los proveedores para abastecerse de drogas, la adulteraban mezclándola con otras sustancias para obtener mayor cantidad y por ello mayor beneficio económico, llevándola hasta otra vivienda donde iban almacenando la droga. Finalmente la transportaban hasta la localidad de Moraleja donde la distribuían entre el grupo criminal.

Asimismo, la Guardia Civil ha podido averiguar que parte de la droga se vendía “fiada” para favorecer el tráfico entre personas sin recursos e interesadas en desarrollar esta actividad delictiva, pues no debían de pagar la droga adquirida hasta que se la vendieran a sus clientes.

El grupo criminal blanqueaba el dinero de la venta de droga en la compra de casas, pisos y fincas rústicas, así como la construcción con materiales de gran calidad de un chalet de 357 metros cuadrados, puesto que el patrimonio "no se correspondía con sus ingresos lícitos", según han explicado desde la Comandancia.