Elegir lugares seguros y vigilados por socorristas, prestar especial atención a los menores mientras estén en el agua o jugando cerca de ella y comprobar la profundidad del agua antes de zambullirse, son algunos de los consejos de la Dirección General de Salud Pública del SES para prevenir ahogamientos y lesiones en medios acuáticos durante el verano.

Durante la campaña de baño de 2012 a nivel nacional se produjeron 189 fallecimientos por ahogamiento. Por este motivo la Dirección General de Salud Pública incide en la importancia de tener en cuenta algunos consejos de interés a la hora de practicar actividades acuáticas.

Dentro de estas sugerencias, recomienda también la utilización de chalecos salvavidas para las personas que no saben nadar, evitar el consumo de alcohol antes de entrar en el agua y no bañarse por la noche en playas, ríos o embalses.

Asimismo, recuerda que se debe esperar dos horas después de haber comido para meterse en el agua y salir enseguida de ella si se siente cansancio o frío.

El ahogamiento se produce de forma rápida y silenciosa, la mayoría de las veces la víctima se pierde de vista sólo unos minutos. Muchos ahogamientos se producen en el entorno familiar, bien en bañeras, piscinas privadas y piscinas hinchables. Un bebé puede ahogarse en 30 centímetros de profundidad.

La mejor medida de seguridad en las piscinas privadas es el cercado perimetral, aislándola de la vivienda, con una altura de 1,2 metros y que no sea posible escalar.

ZAMBULLIDAS

Por otra parte, en relación a las lesiones acuáticas, cada año se registran traumatismos craneoencefálicos y lesiones medulares provocados por zambullidas. Son los adolescentes y jóvenes los más afectados por estas lesiones, generalmente producidas por imprudencias como tratar de zambullirse desde gran altura, balcones o puentes.

Además, en algunas ocasiones, el consumo de alcohol u otras sustancias está asociado a estos accidentes.

Desde la Dirección de Salud Pública del SES se recomienda evitar lanzarse al agua en zonas desconocidas, con poca profundidad o desde una altura elevada o donde pueda haber obstáculos como piedras, ramas o exceso de bañistas.

Se sugiere al respecto comprobar cuidadosamente la profundidad del agua antes de sumergirse y evitar saltar en aguas turbias, donde pueden no ser visibles otros nadadores y objetos. Hay que introducirse en el agua lentamente y tirarse de pie antes de hacerlo de cabeza.