Apag Extremadura Asaja ha alertado sobre el incremento del número de robos que se está produciendo en los últimos tiempos en las explotaciones agrarias extremeñas y que están produciendo un auténtico desamparo a sus propietarios. Así lo vienen recogiendo prácticamente a diario los medios de comunicación, que ponen de manifiesto que la crisis económica está repercutiendo sobre todo en un mayor porcentaje de asaltos a las propiedades agrarias, que se encuentran en una grave situación de inseguridad.

Manuel Laparra, presidente de esta organización agraria, se hace eco así de la gran preocupación que le han mostrado los propios socios de la entidad, que le han mostrado la necesidad de aplicar unas mayores medida de vigilancia y control para frenar esta oleada de robos.

Por eso, Laparra exige una mayor coordinación entre las administraciones implicadas, ya sea la Estatal, la regional y las entidades locales, para que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado puedan realizar una labor de vigilancia mucho más eficaz a la que se desarrolla en la actualidad.

En este sentido, los propietarios de las fincas se quejan de que el aumento significativo del precio de las tasas de las guarderías rurales en los últimos tiempos no ha producido, como se preveía, un mayor despliegue de efectivos sino que, por el contrario, el problema se ha agravado.

Los agricultores y ganaderos se quejan de que ese desembolso, y más en esta época de dificultades económicas, no sólo ha esquilmado aún más los ya de por sí vacíos bolsillos de los propietarios, sino que encima este esfuerzo no se ha visto recompensado en una vigilancia para proteger las fincas.

Por eso, instamos a las administraciones a que se tomen este problema muy en serio porque está provocando que los delincuentes tengan cada vez mayor facilidad para saquear unos bienes tan necesarios para las labores agrícolas como los aperos, maquinaria, gasoil, placas solares, instalaciones eléctricas, bombas de riego, etc.

Además, también está afectando a las propias cosechas y al ganado, por lo que está causando un gran quebranto económico a unos propietarios que ya se las ven y se las desean para mantener con vida sus producciones y los puestos de trabajo que sostienen.