A raíz de la detección en Andalucía del fraude en el etiquetado del aceite de oliva, el sector olivarero extremeño ha vuelto a demandar controles de calidad e inspecciones para erradicar este tipo de prácticas que engañan al consumidor y provoca una competencia desleal y una falta de control en un alimento fundamental en la dieta mediterránea como es el aceite de oliva.

La Denominación de Origen Gata-Hurdes ha vuelto a demandar a Sanidad y la oficina anti-fraude  que se depuren responsabilidades y se realicen las inspecciones pertinentes. La gerente del consejo regulador, Ana Isabel Alonso, ha abogado también por unos castigos ejemplarizantes a este tipo de prácticas y dar a conocer las marcas y multinacionales que se dedican a ello para que sea de conocimiento público para el consumidor.

Alonso recordó que este tipo de prácticas perjudica en definitiva a todo el sector productor de aceite de oliva y genera desconfianza entre el consumidor. Asimismo, reiteró que esta situación se viene produciendo de manera reiterada, cuando dijo Alonso que las "cuentas no salen" al situarse los precios del aceite virgen extra en unos niveles bajísimos en los lineales de los supermercados.

Por otra parte, la denominación ya denunciaba este pasado verano la práctica realizada por algunos socios para vender por su cuenta el aceite de campaña, sin someterla a ningún control sanitario ni parámetros, y así realizar una competencia desleal a los cooperativistas. Alonso recordó que cada socio debe recibir 30 kilos de aceite por unidad familiar, cuando se tiene conocimiento de que las "maquilas" de muchos agricultores ascienden hasta 2.000 kilos por familia.

Sobre este asunto la gerente del consejo regulador indicó que esta práctica perjudica a todo el sector y al mismo olivarero, ya que muchos de ellos se han quedado en sus domicilios con aceite almacenado de la temporada pasada al que ahora no pueden darle salida debido a las condiciones complicadas del mercado.