El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura (UEx) y la Editora Regional de la comunidad han editado el libro 'Familia y Sociedad en la Extremadura Rural de los Tiempos Modernos (Siglos XVI-XIX)', del profesor Felicísimo García Barriga.

La obra pertenece a la colección 'Para dialogar con el pasado' ideada por el profesor Enrique Cerrillo hace más de 20 años y que, en su nueva etapa, se pretende "reactivar", señaló el director del Servicio de Publicaciones, Miguel Ángel Lama.

   Según informó la UEx en nota de prensa, el catedrático de Historia Moderna de la UEx Miguel Rodríguez Cancho, ha sido el encargado de presentar el libro que abarca "la historia demográfica y social y sus relaciones con la época moderna de Extremadura, como respuestas a la economía, sociedades y civilizaciones".

   Además, indicó que el libro incluye a la comarca situada en la parte occidental de la penillanura cacereña compuesta por cinco pueblos: Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Malpartida de Cáceres y Navas del Madroño, "por sus aspectos en común desde el punto de vista económico, social, geográfico y que nunca hasta ahora habían sido analizados como un conjunto y sí de manera separada".

   El tiempo se circunscribe a la Edad Moderna, en concreto arranca a mediados del siglo XVI debido a la disponibilidad de las fuentes geográficas y finaliza en 1860, "cuando el llamado régimen antiguo está acabando".

   El eje central del contenido de la obra es el estudio integral de la familia, en el que se contempla lo demográfico con lo económico y social: entiende cómo se forman y evolucionan los núcleos familiares y su patrimonio.

   En un análisis previo, confirma que en la comarca, como en el resto de Extremadura, "predomina la familia nuclear", la formada por los cónyuges e hijos y descarta la idea de la familia extensa integrada por varias generaciones en un mismo hogar.

TRES FASES

   Además, indicó que el libro, que acoge la evolución de la familia, se estructura en tres fases: formación, desarrollo y disolución.

   Así, explicó que en la formación, la edad de acceso a matrimonio es "temprana", en torno a los 22 ó 23 años para los hombres y 20 ó 21 para las mujeres. Las segundas nupcias eran "muy importantes debido al alto índice de mortalidad", alrededor del 17 por ciento. Añadió que "se daba en escasas ocasiones la exogamia", es decir, que "muy pocas veces las personas buscaban el cónyuge fuera de su ámbito tanto geográfico como social".

   Igualmente, el libro señala que cuando se casaba un hombre y una mujer, también se constituía un matrimonio desde el punto de vista económico con la aportación de los bienes y se evidenciaban las diferencias sociales.

   En cuanto a la fase de desarrollo del núcleo familiar, indicó que la fecundidad en esta zona "era de las más altas de toda Extremadura", de forma que el 45 por ciento de las familias tenían entre cinco y nueve hijos.

   Por el contrario, agregó, tanto la fecundidad ilegítima como el abandono de niños eran "reducidos", en torno al 1,5 por ciento, y "muy pocas" concepciones se daban fuera del ámbito del matrimonio y la familia.

   La alta fecundidad sin embargo, "se compensaba con una mortalidad infantil también elevada", que determinaba que el número de hijos por familia fuera "más pequeño". La esperanza de vida al nacer no llegaba a los 27 años durante prácticamente todo el periodo, y el número de niños que morían en el primer año de vida alcanzaba el "300 por 1.000".

   Al respecto, el autor Feliciano García destacó que ese dato es "aún más importante" si se tiene en cuenta que a los quince años "solamente llegaba el 45 por ciento de los nacidos", es decir, que se producía una situación en la que "más de la mitad de los niños mueren antes de cumplir los quince años de edad, y eso tiene una gran incidencia en la estructura y en la composición de la familia".

   En lo referente a las causas de la mortalidad infantil, indicó que se debían sobre todo a las enfermedades infecciosas relacionadas con el aparato digestivo o con otro tipo de carácter epidémico como el sarampión, varicela o viruela, que en determinados momentos de la historia "sacudían de forma mucho más virulenta a la población e incidían sobre todo en la población infantil".

   El principal motivo de la disolución del matrimonio era la mortalidad adulta. En este sentido, apuntó que los datos demuestran que la edad media de defunción de las personas adultas eran de "poco más de 50 años", y que el 73 por cierto de la población moría antes de cumplir los 60 años. Los matrimonios eran "bastante cortos", en torno al 30 por ciento duraban "solamente entre 11 y 20 años, lo que explica el alto porcentaje de segundas nupcias". En el ámbito económico, el profesor señaló que la "mayoría aumentaba su patrimonio poco más del doble".

   Por último, cabe indicar que el libro aborda el asunto de la herencia. Así, explicó que "predominaba el sistema igualitario", los descendientes recibían partes iguales. En determinadas ocasiones, la herencia tenía un "fin solidario", lo que suponía que "se mejoraba al heredero que iba a estar en peor situación cuando estuviera solo", como niños, enfermos, solteros o discapacitados. En este punto el autor presenta una excepción, la nobleza, "que intentaba sobre todo mantener el estatus de la familia".