Un 15% de tramos de las carreteras extremeñas tienen un riesgo alto y medio-alto para la seguridad del tráfico. En concreto se trata de cuatro tramos en la provincia de Badajoz y dos en la de Cáceres focalizados en las nacionales 630, 435 y 432. Se trata de los denominados puntos negros y, en todo caso, la red viaria extremeña tiene mucha menos peligrosidad que las de Granada, Avila y Huelva, con un 64%, 50% y 44%, respectivamente, de riesgo alto y medio alto, siendo las peores del de todo país. En el plano positivo, cabe destacar que otros dos tramos considerados anteriormente peligrosos han disminuido el riesgo. Se trata de casi 17 kilómetros de la N-430 entre el cruce con la BA-640 a Villanueva de la Serena y Acedera, y de otros 11 kilómetros de la N-630 entre el principio de la zona urbana de Torremejía y el de Almendralejo.

Los datos del Real Automóvil Club de España (RACE) facilitados ayer señalan los puntos negros en la región en los tramos pacenses entre Valle de Matamoros y la futura variante de Jerez (10,5 kilómetros de la N-435), la variante de Azuaga y la de Granja de Torrehermosa (10,7 kilómetros de la N-432), el principio de la zona urbana de Villafranca de los Barros y el cruce a Los Santos de Maimona (13,2 kilómetros de la N-630) y 12,5 kilómetros de la N-435 entre el principio de la zona urbana de Almendral y el comienzo de la variante de Barcarrota. Además, ese elevado riesgo existe también en dos carreteras cacereñas, ambos en la N-630, uno entre el principio de la zona urbana de Grimaldo y el cruce con la C-526 a Coria (casi 14 kilómetros) y el otro, casi 13 kilómetros entre este último punto y el cruce con la C-522 a Garrovillas.

Conviene aclarar aquí las diferentes definiciones para denominar un tramo como punto negro . La Dirección General de Tráfico (DGT) los define como los emplazamientos en los que, durante un año, se detectan tres o más accidentes con víctimas, y establece que la separación entre uno y otro accidente debe ser de 100 metros. Por su parte, el Ministerio de Fomento los describe como Tramos de Concentración de Accidentes (TCA), por lo que amplía el ámbito de análisis a tramos de un kilómetro y estudia el número de accidentes con víctimas que se producen en un periodo de cinco años. En cualquier caso se trata de tramos donde el riesgo de accidentes –por múltiples causas– es alto.

El informe del RACE analiza un total de 43 tramos en Extremadura, de los que tres tienen un alto riesgo, otros tres un riego medio-alto, ocho riesgo medio (siete en Badajoz y uno en Cáceres) y 29 bajo y medio-bajo. Cabe destacar este aspecto. Un 81% de los tramos de carreteras cacereñas apenas registran siniestros, uno de los índices más elevados del país, un porcentaje que llega al 59% en Badajoz.

 

MEJORAS QUE BAJAN EL RIESGO Por otro lado, las administraciones públicas han realizado obras que han ayudado a que disminuya la siniestralidad en distintos tramos en Extremadura. Así, ha ubicado sistemas de contención entre los puntos kilométricos 83,6 y 168,8 de la N-430, que han mermado el número de accidentes entre Villanueva de la Serena y Acedera. Además, han hecho lo propio entre el principio de la zona urbana de Torremejía y el de Almendralejo; y han repintado los viales en varias. Todo ello demuestra, según el RACE, como alguna de las medidas de bajo coste han dado los resultados esperados.

En general, de todos los tramos analizados en España para el estudio, un 16,2% presentan riesgo alto o medio-alto. En total, son 2.350 kilómetros distribuidos en 157 tramos, de los cuales 37 son considerados negros o de especial peligrosidad (unos 500 kilómetros), y 15, el 40% de los tramos más peligrosos, repiten en el ranking de peligrosidad año tras año desde el 2005.