El Ayuntamiento de Mérida ha retirado temporalmente la licencia de actividad y funcionamiento a la fábrica Extremeñas de Grasas por no tomar medidas correctoras para reducir las emisiones de malos olores, según recoge El Periódico Extremadura.

"No me queda más remedio que tomar esta decisión. Los trabajadores lo saben", delcara el alcalde, Ángel Calle, que justifica su decisión en "el beneficio para la mayoría". Calle recuerda que el ayuntamiento dio un plazo "improrrogable" de un mes a la empresa para que corrigiera estas deficiencias y la advirtió de que en caso de que no lo hiciera la sancionaría con el cierre. Transcurrido ese tiempo, Extremeñas de Grasas no ha cumplido, según el alcalde, quien se remite a las denuncias ciudadanas, los partes de la Policía Local y los informes técnicos para avalar sus afirmaciones.

Sobre estos últimos, explica que los análisis de los vertidos de la factoría revelan que son muy variables y que, "en cualquiera de los casos, los valores obtenidos son muy superiores a los máximos permitidos por la ordenanza municipal". Asimismo, alude al informe realizado por el técnico municipal Javier Montero Larizgoitia el 6 de agosto, que indican que las medidas correctoras acordadas hace un mes no se han llevado a cabo, algo que también señala un estudio del jefe del Servicio de Medio Ambiente y Técnico Industrial Alfonso Gómez Morcillo elaborado el pasado día 28.

Ambos aseguran que no existe un control de entrada de los subproductos procedentes de los mataderos; que no se ha implantado un sistema de seguridad que interrumpa el proceso por baja de temperatura en el termoxidador; que no se han instalado tuberías para la captación de olores en las tolvas de descarga; y que se han observado fugas en la línea de producción.

Calle afirma además que el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas otorga a los alcaldes competencias para tomar decisiones de esta naturaleza, en respuesta al director de la planta, Enrique Pabón, que en sucesivas ocasiones ha denunciado que el primer edil no estaba capacitado para hacerlo. En cualquier caso, subraya que "nadie quiere que la factoría cierre, porque somos conscientes de que allí trabajan más de 30 personas y de que el sector cárnico lo necesita", pero remarca que "este alcalde, y sobre todo los vecinos, han dado muestras de una infinita paciencia" y "todo tipo de facilidades".

Por otro lado, advierte que los olores que emanan de la fábrica no pueden eliminarse completamente, pero sí sustancialmente, y ofrece la colaboración del consistorio a la empresa para ayudarla a corregir las deficiencias y poder reabrir, de este modo, las instalaciones.