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sábado. 02.08.2025 |
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Rafael Cerro destaca en Las Ventas a pesar de haber sido atendido de un "puntazo"

Rafael Cerro en Las Ventas. (Club Cultural Taurino Cacereño).
Rafael Cerro destaca en Las Ventas a pesar de haber sido atendido de un "puntazo"

Los servicios médicos le diagnosticaron un “puntazo con hematoma en la cara interna del muslo derecho, pendiente de estudio ecográfico, con pronóstico reservado que no le impide continuar la lidia”.

Rafael Cerro fue el único nombre que logró levantar cierto entusiasmo este jueves en la plaza de toros de Las Ventas, en una tarde marcada por el tedio, los toros deslucidos y una lidia interminable. El torero extremeño, que reaparecía en la primera plaza del mundo, fue atendido en la enfermería tras sufrir un feo percance durante la faena de muleta a su primer toro. Los servicios médicos le diagnosticaron un “puntazo con hematoma en la cara interna del muslo derecho, pendiente de estudio ecográfico, con pronóstico reservado que no le impide continuar la lidia”.

Pese al susto, Cerro no solo terminó la faena, sino que volvió al ruedo para enfrentarse a su segundo toro con la misma firmeza que mostró desde su salida. Fue, sin duda, el torero más destacado de una función en la que poco o nada acompañaron los animales de la divisa salmantina de Juan Luis Fraile -que regresaba a Las Ventas con más expectativas que resultados- ni sus compañeros de cartel, Rubén Pinar y Raúl Rivera, que pasaron sin brillo.

La faena más intensa de la tarde fue la del quinto, un ejemplar serio y de gran cuajo que desarrolló peligro a medida que avanzaba la lidia. Rafael Cerro, lejos de arrugarse, se fue decidido con la diestra a tratar de imponerse al toro. Con valentía, tiró de oficio para hilvanar una serie de muletazos más meritorios que estéticos, en los que cada pase suponía un nuevo reto. La espada, algo baja, no ayudó a elevar el resultado, pero su esfuerzo fue reconocido por parte del público, que le dedicó una ovación con división de opiniones tras una petición minoritaria de trofeo.

Antes, en el tercero, otro ejemplar manso aunque bien presentado, Rafael Cerro había dejado una notable carta de presentación con el capote, firmando verónicas vibrantes. El toro, exigente y de embestida irregular, exigió firmeza también en la muleta, y fue en una de esas tandas cuando el torero cacereño sufrió un pitonazo en el muslo derecho. El fallo con la espada enfrió la faena y se saldó con silencio, pero no empañó su actitud ni su disposición.

El torero extremeño, que volvía a Madrid tras años de ausencia, dejó constancia de su madurez, temple y capacidad de aguante frente a toros complicados y un ambiente enrarecido. Aunque no hubo trofeos, sí quedó la sensación de que, en una tarde difícil, Rafael Cerro fue el único que quiso ser torero de verdad.

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