Mientras el gran apagón del pasado lunes dejaba sin suministro eléctrico a miles de hogares en Extremadura y en toda España, Balboa, una pequeña localidad pacense de unos 500 habitantes, cercana a Badajoz, vivió una situación singular: la mitad del pueblo mantuvo la luz durante toda la jornada.

La razón fue una intervención técnica previa a la avería general. Unas obras de mantenimiento en una torre eléctrica local habían requerido la instalación de un generador provisional para asegurar el suministro en parte del municipio. Por una coincidencia fortuita, este generador no se desconectó y continuó funcionando durante el apagón, abasteciendo a 14 calles del núcleo urbano.

Gracias a esta energía alternativa, varios servicios esenciales como el supermercado, la farmacia, el bar y el ayuntamiento continuaron su actividad sin interrupciones. 

En esa mitad del pueblo, la vida siguió prácticamente con normalidad, mientras que en la otra, los efectos del apagón se hicieron sentir con fuerza: hasta ocho horas sin electricidad, sin acceso a electrodomésticos y con cortes en las comunicaciones.

El caso de Balboa destaca por su excepcionalidad, siendo el único municipio de Extremadura que, al menos parcialmente, escapó a las consecuencias del apagón nacional.