El Partido Popular (PP) ha cambiado de estrategia en las últimas horas y ha rebajado la intensidad de su discurso para lograr un acercamiento a Vox consciente de que es la única opción que tiene para alcanzar la presidencia de la Junta de Extremadura.

La estrategia pasa por alejarse del foco mediático y reducir sus críticas hacia la formación que preside Santiago Abascal, haciendo caso omiso a lo que indique el PSOE, que está reclamando celeridad en las negociaciones con el pretexto de que Extremadura está paralizada en un intento de desviar la atención a la crisis interna abierta para suceder a Guillermo Fernández Vara.

La primera medida adoptada por la presidenta del Partido Popular de Extremadura, María Guardiola, ha sido aplazar el comité ejecutivo regional y la junta directiva autonómica a la que habían sido convocados este martes candidatos, apoderados, interventores y militantes para darles explicaciones sobre la negativa a dejar entrar a Vox en el gobierno extremeño.

«No queremos que se utilicen las reuniones de nuestros afiliados para hacer daño a la organización ni desviar la atención de lo importante», dice textualmente el escrito, que tiene fecha de 26 de junio. El PP de Extremadura, que ha acaparado buena parte de la atención informativa de la prensa nacional en las últimas semanas, no quiere interferir en las elecciones generales del 23 de julio que consideran «una cita importantísima con las urnas». El escrito, firmado por María Guardiola, dice ahora que es necesario anteponer el interés del país y evitar crispaciones.

PACTAR CON VOX

Después del terremoto informativo de las últimas semanas, la nueva estrategia del PP pasa por alcanzar un acuerdo de gobierno con Vox para evitar una repetición electoral que tendría consecuencias imprevisibles tanto para el bloque de la derecha como para el de la izquierda. En cualquier caso, el PP es consciente de que pasar de 28 diputados a 33, que son los que se necesitan para lograr mayoría absoluta, es bastante improbable.

En el cambio de estrategia del PP han influido varios acontecimientos que han tenido lugar durante el fin de semana. Tal y como informó Radio Interior el pasado sábado, Santiago Abascal dijo que continúa con su mano tendida para lograr un acuerdo y no hizo mención a sus exigencias iniciales: dos consejerías del Gobierno de Extremadura e, incluso, la vicepresidencia. Sin embargo Vox considera imprescindible negociar los 50 puntos de su programa electoral con los que ha alcanzado acuerdos en otras comunidades autónomas.

Otro asunto que ha llevado al PP a suspender su encuentro con la militancia ha sido la filtración de un audio en el que Santiago Martínez Vares, CEO de la agencia Rebellius Words, que hasta ahora ha asesorado a María Guardiola, profería amenazas contra el líder de Vox, Santiago Abascal, del que decía que «se va a arrepentir».

«Le puedes enseñar las muescas que tengo en el revólver, tengo unas pocas, todo el caso Mercasevilla, todo el caso ERE, y ahora voy a por él, voy a por él; no tengo otra obsesión en mi vida que acabar con Vox», decía el audio de voz.

La agencia ha difundido un comunicado en el que aclara que su labor «se ha limitado a la asesoría de comunicación estratégica» y niega haber tomado parte en las negociaciones entre PP y Vox y dice que da por finalizada voluntariamente la relación profesional con Guardiola para evitar que resulte perjudicada.

Consciente de que cualquier asuntos relacionado con la formación de gobierno en Extremadura tiene una amplia repercusión, el PP quiere alejarse del foco mediático para evitar «interpretaciones malintecionadas o distracciones».

Por el momento, Santiago Abascal ha considerado este mismo lunes que el PP de María Guardiola ha dado «un buen paso» al reconocer imprescindible «el respeto, el diálogo y el acuerdo programático» con Vox. A su juicio, ambas formaciones están «obligadas a entenderse y a construir una alternativa».

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