La Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural de la Junta de Extremadura ha expresado su gran satisfacción por la declaración de la trashumancia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Según la Consejería, este galardón es un respaldo y reconocimiento a los ganaderos trashumantes y trasterminantes. La trashumancia ha supuesto una de las circunstancias históricas que más ha condicionado la configuración de los paisajes extremeños desde sus orígenes hasta la actualidad. Desde su institucionalización en el 1273, con la aparición y desarrollo del Honrado Concejo de la Mesta, creado y regulado por Alfonso X el Sabio hasta nuestros días, su desarrollo y pervivencia se ha materializado en el paisaje en una vasta red pecuaria, una red de comunicaciones con una longitud de 7.200 km que cubre una superficie aproximada de 30.000 hectáreas repartidas por las dos provincias extremeñas.

Extremadura acoge en su geografía un importante y significativo número de las grandes cañadas peninsulares, ya que sigue siendo una gran zona de invernada, siguiendo los ejes norte-sur y noreste-suroeste.

Seis grandes cañadas reales recorren y vertebran Extremadura, a la que habría de sumarse la «Cañada Real de Merinas», además de miles de kilómetros de cordeles y veredas.

El director general de Infraestructuras Rurales, Patrimonio y Tauromaquia, José María Sánchez Cordero, ha destacado que «representantes de una tradición ancestral, los ganaderos que a pie o a caballo recorren cientos de kilómetros en jornadas de apenas quince kilómetros, junto a sus familias, durmiendo a menudo al raso, durante el duro invierno, aguantando fríos y lluvias, durante veinte días o más de agotadora travesía, que han desechado el ferrocarril o los camiones en pro de cuidar la tradición que pasa de padres a hijos, han de ser los protagonistas hoy y siempre».

Sánchez Cordero ha añadido que los ganaderos trashumantes «han dejado durante siglos su huella en un esencial y valioso patrimonio histórico, cultural, natural, social, antropológico, arqueológico y paleontológico. Apelando a una tradición, una historia y una cultura, que hace de este traslado cíclico una respuesta ecológicamente sostenible, de expansión de la biodiversidad, de auténticos ‘apagafuegos’ y de disminución de gas metano, a pesar de los imperativos egoístas del mercado, no hacen sino evidenciar la asunción de este fenómeno como Patrimonio cultural vivido, que ha de ser potenciado y reconocido como tal por las instituciones, los protagonistas y la ciudadanía».

Por ello, desde la Consejería se pretende llevar a cabo una reforma de las ayudas que han recibido los ganaderos trashumantes y transterminantes, para eliminar trabas y controles burocráticos, en contacto directo con la Consejería de Agricultura para armonizar las normas con el resto de comunidades autónomas y el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación; y liberar a los ganaderos de restricciones sin sentido.

Dentro del presupuesto adjudicado a Vías Pecuarias, el objetivo es dar prioridad a los caminos más transitados por el ganado, actualizando su catálogo y ejecutando obras para su mejora, desbroce, señalización, la creación y reparación de descansaderos, abrevaderos, refugios y corrales que faciliten su duro trabajo a los pastores y a sus familias.

En opinión del director general, la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural pretende reparar la arbitrariedad del gobierno anterior, «aplicando criterios meramente políticos y electoralistas en lugar de buscar el bien del ganadero trashumante; utilizando las inversiones más que en las necesidades imperiosas de los pastores, en meras rutas senderistas que pudieran aportar votos, pero olvidaban el espíritu y la tradición y marginaban su verdadero sentido».

En colaboración estrecha con la Consejería de Cultura, el propósito es dar relevancia a esta reserva cultural, para que los extremeños, el resto de españoles y quienes vengan del extranjero disfruten de este legado histórico y secular que la UNESCO acaba de reconocer.

«Nuestro compromiso de gobierno es con ellos: los sacrificados e impertérritos pastores, custodios de una tradición que tiene sus raíces en la prehistoria al momento que el hombre fue capaz de domesticar el ganado salvaje y se hizo nómada, buscando los mejores pastos para ellos, en sintonía con la naturaleza, fuente de vida», ha añadido Sánchez Cordero.