Los buitres no solo buscan cadáveres y carroña, sino que también atacan a animales vivos. Lo ha dicho Javier da Silva, un ganadero extremeño de Cilleros que hace unos días encontró en su finca agonizando una vaca primeriza que estaba de parto tras ser atacada por una veintena de buitres que acudieron al olor de la sangre.

Era el primer parto de la vaca y el animal se puso a parir al aire libre en la explotación ganadera, pero fue atacada viva por los buitres, que devoraron a la madre y al ternero. Al llegar a su finca, Da Silva encontró a la vaca viva pero en estado agonizante. El animal estaba sufriendo, tendido en el suelo, y aunque hacía intentos por levantarse, su fuerte deterioro físico no se lo permitía.

La vaca era una novilla de raza limusina de 30 meses. Los buitres le habían arrancado los ojos y tenía el canal vaginal desgarrado con restos del ternero que no llegó a nacer con vida porque fue devorado nada más salir del vientre de su madre.

Cuando llegó el ganadero a la explotación, las rapaces se encontraban en la finca esperando el desenlace para alimentarse del cadáver. Finalmente, un veterinario tuvo que sacrificar a la novilla ante la imposibilidad de salvarla la vida.

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