Excmo. Sr. Beca:

He leído con sumo interés, y con la deferencia que vuecencia merece, su alocución que cito textualmente, «confío en que salga otro mata rojos pero que esta vez no se quede corto, hay que aniquilar 26 millones, niños incluidos». Fin de la cita.

Ignoro los motivos que le han llevado a tal conclusión, y no es mi cometido, ni por rango ni por edad, cuestionarla. Sé que vuecencia no suele llamarse a engaño, y que si así lo menciona, razones de peso habrá.

Pero si vuecencia me permite, por mor del patriotismo, deseo plantear con todo respeto algunas consideraciones que, a mi modesto juicio, dificultan, por no decir que imposibilitan, llevar a buen puerto su propósito, desde el punto de vista logístico.

La primera que se me ocurre es la necesaria y compleja elaboración de listados. Podría recurrirse a la incautación de los propios listados de partidos y sindicatos, pero no ignorará vuecencia que en tal caso, difícilmente se llegaría a los 2 millones, una vez descartadas aquellas listas que, por simpatía, no contengan elementos fusilables, y depurado el censo resultante de aquellos sujetos que tengan doble afiliación a partido y sindicato, puesto que, permítame vuecencia la licencia, fusilar dos veces sería un castigo excesivo, incluso para esta hez.

¿Cómo hallar entonces a los 24 millones restantes? Sabrá vuecencia que el rojo es, de natural, esquivo y taimado, por lo que ante lo que se le viene encima seguramente opte por eludir la disciplina y pretenda huir. Así pues, la medida inmediata sería un cierre total, la impermeabilización de la frontera, para lo cual se demandaría un altísimo número de efectivos (calculo que no menos de 20.000, puesto que España tiene unos 2.000 kilómetros de frontera y menos de 10 efectivos/kilómetro no sería eficaz).

Después habría que localizarles e inscribirles en el censo de fusilables, por razones de organización. Pero, como apuntaba a vuecencia, el rojo es taimado, y no lleva distintivo visible que permita identificarle a simple vista. Podría recurrirse a la delación, aún a riesgo de que algunas o muchas resultasen falsas, por motivo de venganza, celos u otras razones.

Este proceso, incluso obviando las delaciones falsas (quiere decirse que si cae alguien que no sea rojo-rojo, tampoco pasaría nada) consumiría, así por encima, otros 26.000 recursos (búsqueda, identificación, detención y confinamiento, a 1.000 fusilables por efectivo) y sería harto tedioso y dilatado en el tiempo.

Pongamos que se solventa el susodicho problema, incluso se liberan efectivos una vez estén todos confinados, dejando como retenes a 13.000 efectivos, uno por cada 2.000 fusilables).

Aquí se presenta, a mi juicio, el principal problema que, salvo mejor juicio de vuecencia, se me antoja irresoluble. Si ponemos como tiempo medio para cada fusilamiento, alrededor de 40 minutos: extracción del sujeto, llevada ante el paredón, fusilamiento, comprobación del óbito y retirada del cuerpo, he creado, con permiso de vuecencia, la siguiente fórmula: T = N x t.

Siendo T el tiempo total que se demandaría; N el nº de personas a fusilar y t el tiempo por fusilamiento (magnitudes de tiempo en minutos)

Así pues, con un solo pelotón se tardarían 1.040.000.00 minutos, esto es, 1.978 años.

Pongamos que se utiliza más de un pelotón, según la fórmula: T = N x t partido por P.

Donde P equivale al número de pelotones disponibles

Contando toda los efectivos que se pudiesen reclutar, y restando 33.000 efectivos (10.000 dedicados de la vigilancia fronteriza, aun a riesgo de que algún rojo aproveche el hueco y eluda su deber de permanecer localizable, otros tantos para controlar y organizar listados y 13.000 para la vigilancia de los confinados), se estaría en condiciones, según los datos de que dispongo, de formar alrededor de 2.000 pelotones, a 10 efectivos por pelotón.

Si repetimos el cálculo anterior, nos saldría aproximadamente un año, y eso con una premisa incierta: fusilamientos de los mismos pelotones 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año. Con el necesario respeto y consideración (según las leyes laborales que vuecencia no ignora) por descansos diarios y fiestas de guardar, la tarea se iría fácilmente a 4 años.

Esto en el supuesto óptimo, que no tiene en cuenta que los fusilables no están todos concentrados en el mismo lugar, por lo que los pelotones deberían ser itinerantes, demorando el cálculo cierto al cuádruple, aproximadamente. Serían 12 años en los que habría que asegurar suministros a efectivos y a fusilables (no sea que se libren por inanición).

Demasiado tiempo, coincidirá vuecencia conmigo, demasiado gasto en suministros (balas, fusiles, alimentación, transportes, logística de todo tipo…) que el país no se puede permitir. Dudo además de que organismos internacionales, como FMI, BCE o UE estén dispuestos a prestar la necesaria financiación.

Ni siquiera haciendo fusilamientos grupales sería viable, dado que vuecencia sabrá que el óbito por fusilamiento es directamente proporcional a la concentración de plomo por fusilado, y este sistema obligaría a tediosas comprobaciones y tiros de gracia que demorarían el proceso en demasía.

Argumentará vuecencia que ya Francisco Franco y Adolfo Hitler, en su día, realizaron ejecuciones masivas, pero no escapará a su preclaro discernimiento que el primero apenas llegó a los 150.000-220.000 fusilados, y el segundo, dedicando ingentes recursos, a los 6 millones en 5 años. Es decir, muy lejos de la titánica tarea que vuecencia propone.

Por todo ello, si vuecencia me lo permite, le hago dos recomendaciones: la primera es que la próxima vez que elucubre con esta u otras ideas sobre Una, Grande y Libre, evite la ingesta previa de bebidas espirituosas que nublan el juicio y conducen al yerro. La segunda es que se plantee si, de verdad, sobran 26 millones de españoles, o quien de verdad sobra es vuecencia y sus adláteres.

Dicho sea con todo el acatamiento y reverencia que vuecencia merece por parte de s.s.s.