El nuevo aspecto que tendrá la manzana del Convento de las Concepcionistas se conocerá a finales del verano, después de que el ayuntamiento aprobara el pasado 17 de julio el expediente para la contratación de un concurso de proyectos por importe de 118.277 euros que seleccionará al que mejor integre los nuevos espacios verdes y paseos con la rehabilitación de los edificios que por su valor arquitectónico se mantendrán en pie.

El equipo de Gobierno pretende recibir ideas para la rehabilitación del convento y la adecuación de los espacios aledaños al mismo a través de un procedimiento negociado sin publicidad en el que se valorarán los criterios económicos y de calidad.

La portavoz del equipo de Gobierno, Carmen Yañez, indicó que con este concurso “se pretende configurar la trama urbana con los espacios libres interiores existentes en el propio convento y aquellos que puedan derivarse de las modificaciones que se contemplen en los espacios edificados, y por tanto, en la trama urbana de la ciudad”. La intención es mantener, por una parte, con el uso dotacional previsto, las zonas que están ya contempladas para su protección dentro del Catálogo Arquitectónico del PGOU y del Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico y Arqueológico vigente, pero también aquellas construcciones que por sus características o tipología constructiva puedan considerarse con una antigüedad suficiente para su conservación.

Las propuestas presentadas a concurso deberán proyectar las rehabilitaciones que se estimen oportunas e integrar los espacios libres interiores y aquellos que generen con la trama urbana colindante sobre los que también pueden plantearse su diseño y modificación, es decir con la plaza de la Constitución, Beatriz de Silva con el Rincón de los Poetas, Concepción y calle San Francisco.

Este inmueble fue adquirido por el ayuntamiento el pasado año por 847.000 euros para que forme parte del patrimonio público y supuso un hito en la historia de Mérida, puesto que esa manzana ha sido parte fundamental de la historia de la ciudad desde hace siglos y en concreto desde el siglo XVI, con la creación del convento y la iglesia, de estilo gótico.

El edificio se articula en torno a un claustro rectangular con galerías porticadas y cuenta con jardín interior y varios edificios que funcionaron como alojamientos. Desde 2009 esta manzana se encuentra cerrada, tras la marcha de las concepcionistas, por lo que durante una década, este emblemático lugar de la capital autonómica ha estado en desuso.

El recinto ocupa una superficie de 2.785 metros cuadrados y su valor histórico se centra casi en exclusiva en su Iglesia, de la que destaca el cuerpo del presbiterio y las portadas exteriores.