Extremadura y la Beira Baixa escenificaron este jueves la reapertura de la frontera hispano-portuguesa en un acto realizado en la localidad lusa de Termas de Monfortinho y volvieron a reclamar la finalización de la autovía que enlace el municipio de Moraleja con Castelo Branco.

De este modo, los municipios de Moraleja (Cáceres) e Idanha-a-Nova (Portugal), que mantienen desde hace años diversos acuerdos de cooperación empresarial, vuelven a darse la mano después del cierre de fronteras por el Covid-19.

El acto de hoy puso el acento en la importancia de las relaciones comerciales, empresariales y sociales existentes entre ambos lados de La Raya y, de manera especial, entre el municipio cacereño de Moraleja y el portugués de Idanha-a-Nova, que han avanzado de manera especial en la última década en el trabajo conjunto para lograr beneficios para ambos territorios.

El alcalde de Moraleja, César Herrero, y el presidente de la Cámara Municipal de Idanha-a-Nova, Armindo Jacinto, insistieron en los avances conseguidos y en la necesidad de continuar trabajando de forma conjunta para fortalecer el desarrollo de dos zonas que ahora, más que nunca, se miran de frente.

Pero el eje en torno al que giró el acto fue la conversión en autovía de la carretera A-23 hasta Castelo Branco. El presidente de Idanha-a-Nova, Armindo Jacinto, insistió en que “es necesario seguir trabajando en la finalización de la autovía en una frontera tan importante como la de Monfortinho” y su homólogo de Moraleja, César Herrero, se mostró convencido de que esta obra de infraestructura resulta “fundamental para poder dar continuar a la cooperación transfronteriza”. En similares términos se expresó la consejera extremeña, Nuria Flores, quien destacó la importancia de esta gran obra para continuar avanzando en la cooperación entre ambos territorios.

Esta reivindiación no es algo nuevo. En septiembre de 2009, el Consejo de Ministros de Portugal aprobó cuatro nuevos trazados de autovía, entre los que se encontraba incluido el denominado Tajo Internacional ó IC31, que permitiría enlazar las ciudades de Castelo Branco e Idanha-a-Nova con las comarcas extremeñas de Sierra de Gata, Valle del Alagón, Plasencia y Navalmoral de la Mata. La adjudicación de los trabajos estaba prevista para el primer semestre de 2010 y el inicio de las obras para finales de ese año, pero la obra nunca llegó a ejecutarse.

Siete años después, en 2016, la Junta de Extremadura anunció que invertiría 92 millones de euros en la prolongación de la autovía autonómica EX-A1 hasta el municipio luso de Monfortinho siempre que el gobierno portugués continuase esta vía hasta la carretera A-23 que enlaza con Castelo Branco, pero el trazado, que se acometería en dos tramos de poco más de 18 kilómetros de longitud en total, uno para unir Moraleja Oeste con Cilleros y el otro para enlazar este último municipio con Portugal, nunca se prolongó.

El acto de este jueves estaba cargado de simbolismo, después de que el pasado 1 de julio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; S.M. el Rey de España, Felipe VI; el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro de la República Portuguesa, António Costa, participaran en el encuentro hispano-luso celebrado en Badajoz y Elvas (Portugal) para escenificar el levantamiento de controles en la frontera entre España y Portugal implantados tras el inicio de la pandemia de Covid-19.

Al acto de hoy en Termas de Monfortinho también asistieron la Secretaria de Estado de Turismo de Portugal, Rita Marques; la consejera de Cultura, Turismo y Depores de la Junta de Extremadura, Nuria Flores, y los diputados de Turismo de las Diputaciones de Badajoz y Cáceres, entre otras autoridades.

Idanha-a-Nova aprovechó el acto para la inauguración de la oficina de turismo en Termas de Monfortinho, que pretende convertirse en una herramienta de información y promoción de ambos territorios en una zona ampliamente dominada por el Parque Natural Tajo Internacional.