Miles de personas llenaron las calles de Torrejoncillo la víspera de la Inmaculada Concepción para conmemorar con fervor la fiesta de "La Encamisá", que cada 7 de diciembre congregar a unos 250 jinetes que portarán farolas y a unos 150 escopetero, que lanzan salves a la Virgen.

La fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional hace más de 30 años, volvió a engalanar las calles de este municipio del Valle del Alagón que conmemora esta cita histórica gracias al trabajo de todo un pueblo, y de una manera especial, por la dedicación que prestan hombres como el presidente de la Asociación de Paladines, Pedro Damián Álviz; el portaestandarte de este año, Conrado Grande; el pregonero, Eduardo Testón; el concejal de Cultura de Torrejoncillo, Jonás Fernández; y el alcalde de dicha localidad, Moisés Leví.

Hacia las 22.00 horas del 7 de diciembre, el gentío concentrado frente a la Iglesia de Torrejoncillo parece enloquecer con lasalida del Estandarte de 'María Inmaculada' y su posterior 'Procesión de la Encamisá'.

Pero la fiesta tiene muchos más ingredientes. Así, el domingo, día 8 de diciembre, a las 12.00 del mediodía, se celebra una misa en la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol y una posterior procesión, mientras que a las 16.30 horas finaliza el Novenario en la citada iglesia y la posterior salida en procesión de 'La Pura'.

Según los datos facilitados por el ayuntamiento, "La Encamisá" ha reunido en Torrejoncillo a unas 10.000 personas, sobre todo el día grande, en el quelos escopeteros descargan sus cartuchos de fogueo con salves a la Virgen.

Uno de los aspectos más lúdicos es la invitación que realiza la Asociación de Paladines de 'La Encamisá', que ofrece a los asistentes coquillos, el dulce típico de Torrejoncillo, y vino de la tierra.

El lunes, día 9 de diciembre, es el Día de la Pura Chica, que arranca a las 12.00 del mediodía con un festival infantil y el obsequio a todos los niños asistentes a un convite en la sede de la Asociación de Paladines de 'La Encamisá'.

En palabras del mayordomo de este año, Conrado Grande, se trata de una fiesta "inmemorable" en la que se han servido más de 225 kilos de 'coquillos' y en el que cada escopetero ha descargado más de 400 cartuchos de pólvora.