La Sierra de San Pedro y el Parque Nacional de Monfragüe, en Cáceres, son algunos de los lugares de Extremadura donde hasta mediados de octubre puede observarse el llamativo ritual de la berrea de los ciervos, que es el sonido que emiten los machos adultos en la época de apareamiento para atraer al mayor número de hembras posibles, compitiendo entre ellos con sus bramidos y cornamentas.

Con las primeras lluvias de otoño los venados que permanecen "separados" del grupo durante el resto del año emiten espectaculares sonidos para "demostrar su condición física" y "su capacidad" sobre el resto de machos, llegando incluso a mostrar su poderío enfrentándose con sus cornamentas, con el fin de acceder a un grupo de hembras, según explicó a Europa Press Televisión el coordinador de Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex), Jesús Valiente.

   Desde una finca de la Sierra de San Pedro, cerca de la población cacereña de Membrío este ecologista señaló que la zona del Tajo internacional y la reserva del Cíjara, son otros de los parajes propicios para disfrutar de este espectáculo otoñal, debido a la gran cantidad de venados que hay en la zona.

   Según subrayó por la escasez de pasto, debido a la falta de lluvias, hay lugares donde  este año "se está alimentando" a estos animales, aunque también señaló que otra de las razones por las que en algunos casos les dan de comer es porque muchos de los ciervos permanecen en sitios "cercados" lo que les impide buscar alimento en otras zonas.

DISPUTA DE GRANO

   "Existe un manejo de los ciervos que hace que se asemeje a  la ganadería en extensivo", criticó, ante uno de los comederos donde un numeroso grupo de ciervas y muflones, especie de cabra montesa introducida en estas tierras, se disputaban el grano que les habían dejado en montones.

   En la misma línea, se manifestó un guarda de una de las fincas de esta comarca cacereña, Luciano Morán, quien señaló que los venados están "muy débiles" al no disponer de comida suficiente. "Al no tener comida las cuernas se les rompen" durante "las peleas" que mantienen en época de berrea, apuntó.

   Asimismo, advirtió de que si los ciervos no alcanzan fuerzas suficientes durante estas semanas y no llegan a tener "el celo que tenían que tener", las consecuencias serían que se reducirán el número de crías para el próximo año.

   En cualquier caso el censo poblacional de esta especie en Extremadura es elevado, ya que sólo en Monfragüe pueden verse durante las próximas semanas a unos 13.000 ciervos, según datos de la consejería de Medio Ambiente.

   El momento más indicado para disfrutar de este majestuoso ritual es durante las horas del amanecer y el atardecer, como puede constatarse al darse un paseo por la Sierra de San Pedro, donde se observan manadas de ciervas tranquilamente paciendo,  mientras se escucha el llamativo y estruendoso reclamo de los machos que quieren cortejarlas.