La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Badajoz celebrará a partir del próximo día 20 de octubre el juicio con jurado por el denominado crimen del pozo con tres inculpados, uno de ellos, Francisco M. C., conocido como Kiki el Quemao y El Quinquillero , acusado de los delitos de asesinato y de amenazas graves; y otros dos, Dionisio G. G. y Gabriel V. R., por encubrimiento.

Un jurado popular juzgará a los acusados por la muerte de Joaquín García Santarén, conocido como Cuqui , quien mantenía una relación sentimental con E. C., la exesposa del primero de ellos, lo que le costó la vida al caer víctima de dos tiros contra una pared y ser rematado después en el suelo, según consta en el relato que presenta en sus conclusiones provisionales el ministerio público.

 

El fiscal solicita para Francisco 20 años de prisión por un delito de asesinato con la atenuante de estado pasional y 2 más por el de amenazas graves con la agravante de parentesco, así como 2,5 años de cárcel para Dionisio por encubrimiento y 1 para Gabriel por el mismo delito.

Por su parte, los letrados de las defensas proponen una pena de 5 años para el acusado de asesinato y niega la existencia de delito en los otros dos casos.

Los hechos ocurrieron el 9 de abril del 2005, cuando Francisco convocó a la pareja en su casa de la calle La Encina, en Badajoz, para aclarar la situación de la citada relación sentimental.

Entraron los tres en el garaje del domicilio indicado y el ahora acusado de asesinato cerró la puerta tras de sí con llave, sacó una pistola de su cintura y propinó dos disparos a Joaquín sin que éste pudiera reaccionar; uno en la zona inguinal y otro en el vientre, cayendo contra una pared. Ante los gritos de la mujer, que intentó huir, el asesino le puso el arma en la sién para que se callara.

Poco después, el supuesto agresor volvió al mismo lugar y efectuó varios disparos más contra la víctima, hasta matarlo. Francisco, según el relato del fiscal, cerró el garaje y condujo a su exmujer hasta la casa de la madre de ésta, donde vivía desde el mes de febrero, conminándola a no revelar lo que había visto.

 

Días después, el agresor volvió al garaje con su amigo Dionisio, conocido como El Mata , albañil, y le pidió que levantara una pared en ángulo para meter en ese hueco el cadáver de Joaquín, que previamente había envuelto en sábanas y mantas, atado con cuerdos y metido en un bidón con varias bolsas de cal viva.

Una vez emparedado el cuerpo de la víctima, se marcharon, pero de madrugada Francisco se percató del hedor existente y decidió deshacerse del cadáver de otro modo. Volvió a llamar a Dionisio y tras sacar el bidón lo subieron a una furgoneta y lo llevaron hasta una finca cerca del cruce con la autovía E-90, en la margen izquierda de la carretera de Campomayor, conocida como Paraje de Las Cuestas.

Los dos amigos rompieron el cierre del portalón y arrojaron a un pozo de 15 metros de profundidad los restos del cuerpo de Joaquín, la cal viva y el bidón, cerrando después la verja con una cadena del tipo pitón que se utilizan para las motos. Fue en este pozo donde la policía localizó el 18 de mayo del 2006 el cadáver en avanzado estado de descomposición.

El fiscal señala también que Gabriel V. R., apodado El Pocholo , auxilió a su amigo Francisco a hacer desaparecer las huellas, vestigios y pruebas del crimen, procediendo a pintar por completo el interior del garaje, con el fin de ocultar las manchas de sangre y otros restos que impregnaban las paredes y el techo del mismo.

La madre de la víctima había denunciado la desaparición de su hijo el 19 de abril del 2005, diez días después de cometido el crimen. Joaquín dejó al morir una hija menor de edad, padres y cuatro hermanos.

Por otro lado, en concepto de responsabilidad civil, el fiscal reclama a Francisco, que es el único que permanece en situación de prisión provisional, una indemnización de 120.000 euros para la hija del fallecido y 18.000 para los padres.