El grupo Las Monjas, de Torremejía, fue el ganador ayer del desfile de comparsas del Carnaval, que registró menor afluencia de público a causa de la lluvia, pero que sacó a las calle a más de 4.000 comparseros. El segundo puesto fue para La Pava and Company; en tercer lugar quedó Wailuku; en el cuarto Gente Guay; y en el quinto Caribe. En la categoría de artefactos, Los Andobas repitieron primer premio; y en grupos menores el primer puesto fue para Taways y el segundo para Sin trineo venimos. El estandarte más votado fue el de Wailuku, seguido por el de Moracantana, Zagora, Zagora y La Kochera y Desertores, que compartieron cuarto premio.

Los premios llegaban tras una tarde pasada por agua. Poco después de que los artefactos iniciasen el recorrido, empezó a llover. A pesar de que las previsiones meteorológicas no eran halagüeñas, la comisión del Carnaval decidió en la reunión mantenida por la mañana con el concejal de Festejos, Miguel Angel Rodríguez de la Calle, seguir con el plan previsto y salir a la calle. Antes de que la comparsa que abría el desfile, La Pava and Company, diese los primeros pasos, el agua ya caía con intensidad y el viento destrozó su estandarte. No obstante, los grupos plantaron cara al mal tiempo, eso sí con rostros de decepción, y las primeras comparsas iniciaron la marcha por el paseo Fluvial. La lluvia mojaba ya sin clemencia las plumas y adornos de los comparseros cuando se escucharon las primeras voces pidiendo la suspensión.

Mientras unos grupos preferían aplazar la cita, otros se negaban. "Si los demás se han mojado –por las comparsas que ya estaban desfilando– Atahualpa también se moja", afirmaba su presidente frente a miembros de otros grupos que creían "inhumano" desfilar en esas condiciones. Finalmente, se decidió seguir. A las cinco de la tarde la lluvia dio una tregua, y aunque volvió a caer, el desfile, que se prolongó casi 5 horas, concluyó sin problemas. "Se ha hecho un gran esfuerzo por salir, sobre todo, por el público que nos esperaba", destacó el presidente de la Falcap, Antonio García.

Las comparsas con sus tambores y danzas inyectaron calor a la tarde y no escatimaron en esfuerzo para mostrar sus trajes y gorros –algunos indescriptibles por sus formas y composición–. Disfraces inspirados en tribus guerreras, la magia, el mundo marino, la mitología, personajes de fantasía, el punk, el cine o diseños futuristas recorrieron las calles de la ciudad para demostrar que la lluvia no puede con el espíritu del Carnaval