El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte ha comenzado a certificar las primeras cerezas de la variedad Navalinda, la única que tiene pedúnculo certificada en el Valle del Jerte.

Este año se prevé que “se certificarán de 300.000 a 350.000 kilos de Navalinda” según ha vaticinado la presidenta del Consejo Regulador, Clara Prieto, ya que “las lluvias caídas en la zona no han afectado a la cereza y por el contrario, ha hecho que aumente su calibre”

Asimismo, Prieto ha asegurado que “la recogida de cereza está muy controlada y vigilada, con protocolos de seguridad que se siguen de manera exhausta y se aplican a todos los temporeros que llegan a la zona”.

El sabor único y el altísimo contenido en vitaminas, oligoelementos y flavonoides de las cerezas del Valle del Jerte se debe a un cultivo natural, tradicional y sin aditivos. Tras una cuidadosa selección a pie de árbol, de acuerdo a un riguroso control de calidad, sólo las mejores se identifican con el sello de la Denominación de Origen Cereza del Jerte.

Aunque existen muchos tipos diferentes de cereza, la variedad más extendida es la llamada picota, la cual comienza a distribuirse por los mercados a partir de la primera quincena de junio.