La mañana del lunes, 15 de junio de 2020, Extremadura se asomaba a las puertas del verano después de tres meses en estado de alarma debido a la propagación del coronavirus. En la localidad pacense de Llerena (5.700 habitantes), José Antonio Rubias Palacio había llevado su vehículo a un taller mecánico, pero al acceder al local se topó de bruces con una estampa que nunca querría haber visto: un joven empleado de la empresa acababa de ahorcarse.

Su primera reacción fue coger al muchacho por los pies y subir su cuerpo para evitar que la soga continuara ejerciendo presión sobre el cuello mientras lanzaba gritos de auxilio pidiendo ayuda. En aquel momento pasó junto al taller mecánico Juan Carlos Iñesta Mena, maestro jubilado que ejerció como Policía Local en los años 90 y que no dudó en entrar al taller y comenzar a realizar la respiración cardiopulmonar a la víctima para intentar salvarle la vida.

La Policía Local de Llerena recibió una llamada del 112 en la que comunicaba un suicidio por ahorcamiento en un taller de mecánica de la localidad, por lo que se desplazaron a toda rapidez dos agentes que cuando llegaron encontraron a los vecinos Juan Carlos Iñesta y José Antonio Rubias auxiliando a la víctima, con el cuerpo ya morado.

Pablo Morales, oficial segundo, jefe de la Policía Local de Llerena se encontraba de descanso ese día, pero no olvida lo que le contaron los compañeros que se desplazaron al lugar del suceso. En una maniobra agotadora y a pesar de la propagación de la Covid-19, Juan Carlos Iñesta no cesaba en su intento por reanimar al muchacho y utilizó una camiseta a modo de filtro para llenarle de aire los pulmones.

«Acabó extasiado, no quería que le relevasen y no paraba de pedirle a la víctima que respirara», cuenta Pablo Morales. La maniobra se prolongó durante 15 minutos y gracias a su persistencia, el joven comenzó a tener leves síntomas vitales. En ese momento llegó una ambulancia sin personal sanitario y la Guardia Civil, y la víctima fue trasladada al hospital de Llerena, a unos 300 metros del lugar.

«Esta intervención providencial en un momento tan crítico fue decisiva para que fuera trasladado hasta el Hospital de Llerena y, posteriormente hasta el de Badajoz donde permaneció ingresado 20 días, de los cuales 5, estuvo en la unidad de cuidados intensivos, y a fecha de hoy, se encuentra en perfecto estado».

Esta frase textual forma parte del informe elaborado por el subinspector jefe de la Policía de Llerena para que la alcaldesa solicitara el reconocimiento para estos dos vecinos por su afán por salvar la vida de la víctima, ya que los agentes quisieron relevar a Juan Carlos Iñesta para que descansase y no dio opción a ello. El documento revela que debido a la situación de estrés y agotamiento físico, el ángel de la guarda del joven mecánico tuvo que ser atendido posteriormente por los servicios sanitarios.

Cuando aún no ha transcurrido un año de aquella hazaña, se ha decidido conceder a estos vecinos la Placa de Reconocimiento a la Labor Policial y de Seguridad de Extremadura. No es el primer reconocimiento público que recibe Juan Carlos Iñesta, una persona muy popular en el municipio que ya fue galardonado en la gala del deporte celebrada en agosto de 2020 por su implicación en el deporte llerenense con el premio a la trayectoria deportiva.