Juan Manuel Mariscal, copropietario del restaurante «La Cadena», de Trujillo, mantiene abierta una fuerte polémica con el alcalde de la ciudad, el socialista José Antonio Redondo, que ha terminado con el edil sentado en el banquillo de los acusados.

El restaurante abrió sus puertas en un emblemático lugar de la Plaza Mayor de Trujillo en el año 1987, después de restaurar «La Casa de la Cadena», que quedó convertida en mesón y hostal. La primera autoridad municipal se ha visto obligada a declarar este miércoles en los juzgados de Trujillo ante el requerimiento del juez, que mantiene abiertas diligencias previas tras la querella presentada por Juan Manuel y su hermana, que reclaman al ayuntamiento los metros de la terraza de su restaurante que consideran que les corresponden.

Redondo está acusado de un presunto delito de prevaricación administrativa por haber restado a estos hosteleros varios metros de la terraza de su establecimiento contraviniendo la ordenanza municipal reguladora y la normativa en vigor.

Aunque el negocio de los hermanos Mariscal lleva funcionando 36 años, el origen de la polémica es posterior. Según el relato del hostelero, desde los inicios le corresponden 19 metros de terraza exterior para colocar mesas, sillas, sombrillas y veladores, todo ello de acuerdo a la longitud de la fachada del establecimiento.

Hace dos décadas, los propietarios de «La Cadena» decidieron ceder tres metros al negocio colindante, siendo también alcalde Redondo, que luego se mantuvo apartado de la alcaldía hasta el año 2019 después de la fuerte polémica suscitada tras ser condenado en 2008 por conducir bajos los efectos del alcohol un vehículo oficial, hablando por el móvil y sin atender a los requerimientos de la Guardia Civil, que le tuvo que perseguir hasta su domicilio.

Pero en el año 2021, ya con Redondo de nuevo en la alcaldía, el ayuntamiento decidió reformar la normativa de ocupación de la vía pública.

«La nueva normativa estableció que la plaza tendría un tratamiento distinto al del resto de terrazas de Trujillo debido a su especial idiosincrasia», asegura Mariscal. De este modo, en lugar de 19 metros, a su establecimiento le otorgaron 12.

«Faltan cuatro metros y otros tres que cedimos al establecimiento contiguo, según un acuerdo que se ha mantenido durante más de 20 años», asegura el hostelero trujillano, que actualmente dispone de 12 metros.

«Llegaré hasta el Tribunal de La Haya si es necesario para recuperar toda mi terraza», asevera Mariscal, que recuerda que la ordenanza fue recurrida en su día porque el articulado dice que la superficie exterior debe corresponderse con la fachada del local.

Juan Manuel dice que en 2022 hubo una sentencia firme y para la temporada de 2023 solicitaron los 19 metros que les corresponden, sin obtener respuesta del ayuntamiento, lo que ha motivado la presentación de la querella contra el alcalde.

«Si lo comparamos con la situación del resto de terrazas de Trujillo, entendemos que puede haber una presunta prevaricación administrativa», dice el hostelero, que ya ha encargado a una empresa un estudio económico que cifra en más de 25.000 euros, hasta el 31 de diciembre de 2022, las pérdidas de su establecimiento por no disponer de la superficie exterior que le corresponde.

Los propietarios de «La Cadena» insisten en que el alcalde ha decidido mantener la distribución de la superficie de la terraza basándose en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura que fue declarada nula, por lo que exigen el ayuntamiento un nuevo reparto según la ordenanza que les permita recuperar la superficie ahora ocupada por un establecimiento hostelero contiguo.

Mientras tanto, cada jornada se dan situaciones de lo más esperpéntico: clientes que se sientan en la terraza del restaurante contiguo creyendo que lo hacen en el de los hermanos Mariscal y viceversa, o comensales del negocio de al lado que, debido a la confusión, acceden a los lavabos de «La Cadena».

¿Se trata de una persecución política? Juan Manuel Mariscal dice que esa pregunta la va a responder una vez tenga en su poder la sentencia, pero aclara que si se compara su situación con la del resto, la respuesta es «blanca y en botella».