María Guardiola ha llevado al Partido Popular (PP) a la Junta de Extremadura 12 años después de que lo hiciera José Antonio Monago al lograr igualar el número de escaños de los socialistas y tener la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Vox.

El PP ha logrado 28 escaños, los mismos que el PSOE, mientras que Vox ha obtenido 5 y Podemos-IU-AV 4. De este modo, la suma de los 28 diputados de los populares y los 5 de Vox arroja los 33 necesarios para tener mayoría absoluta en el parlamento regional.

La cacereña María Guardiola se convierte de este modo en la primera mujer que preside la Junta de Extremadura y deja al PSOE sin el feudo más consolidado que le quedaba en España.

El PSOE de Fernández Vara se ha dejado casi 50.000 votos con respecto a los resultados de 2019, mientras que el PP ha protagonizado una remontada espectacular que le ha permitido cosechar más de 62.000 sufragios más que hace cuatro años. A pesar de todo, la del PSOE ha sido la lista más votada, pero no le han salido las cuentas ni siquiera sumando los escaños de Podemos.

María Guardiola ha salido exultante de la sede del PP de Mérida y ha dicho que se van a acabar las chinchetas rojas y azules que marcaban los socialistas para distribuir las ayudas a unos municipios u otros según su color político. Con una bandera de Extremadura atada al cuello, Guardiola ha dicho que siente una «enorme gratitud y una gran responsabilidad» por el reto que tiene ante sí tras haber llevado a las instituciones a «un partido grande, fuerte, unido, responsable y ganador».

La presidenta del PP regional ha dicho que este lunes llamará a los líderes de PSOE, Podemos y Vox «para ponerse a su disposición» y poner en marcha su proyecto.

DESPEDIDA DE VARA

El candidato del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha comparecido públicamente en lo que la mayoría ha interpretado como una despedida. Ha dejado claro que «los datos no tienen contestación posible», pero se ha mostrado «muy orgulloso del trabajo realizado».

Vara ha asumido «en primera persona» toda la responsabilidad de los resultados electorales, que le han llevado a perder 6 diputados en la Asamblea de Extremadura. El martes ha convocado a la comisión ejecutiva regional del PSOE para analizar los resultados electorales y, probablemente, para anunciar su retirada definitiva.

Finalizan ocho años de legislatura socialista y empieza una nueva etapa. El líder socialista no lo ha ocultado cuando ha dicho «habéis decidido que yo no siga siendo el presidente de la Junta de Extremadura y yo solo puedo respetarlo».

El líder de Vox, Ángel Pelayo, no ha ocultado su satisfacción por «haber desalojado a los socialistas y los comunistas de las instituciones», mientras que la líder de Podemos-IU-AV ha justificado la victoria de los populares en la «ola que ha barrido el país» y ha pedido al PSOE que haga una profunda reflexión.

Las elecciones autonómicas a la Asamblea de Extremadura se han decidido por un puñado de votos en una noche de máxima tensión. Cuando se llevaba escrutado el 55,16% de los votos, el bloque conformado por el Partido Popular y Vox ya podía gobernar por la mínima. Un solo escaño de diferencia ha llevado a los socialistas y a Podemos a la oposición.

La noche electoral se vivió con nervios en las sedes de todos los partidos políticos. Al inicio del recuento, con un porcentaje de escrutinio muy bajo, el PSOE llegó a tener 35 diputados, pero a medida que llegaban los datos de nuevas mesas electorales ese porcentaje iba decreciendo hasta permanecer prácticamente fijo en 28 escaños durante la mayor parte de la noche.

Al mismo tiempo, el PP, que comenzó con 20 diputados al escrutar las primeras mesas electorales, fue subiendo de manera progresiva hasta situarse en 28 escanos. El recuento también hizo que oscilaran los escaños atribuidos a Vox y Podemos-IU-AV; los primeros llegaron a contabilizar hasta 6 escaños y la formación de extrema izquierda osciló entre 3 y 4.