En tan solo 12 días, el Gobierno pasó de avalar el proyecto para la construcción de una megafactoría de baterías de litio en Navalmoral de la Mata por importe de 2.500 millones de euros, a descartarlo y dejarlo sin ayudas.

El Gobierno firmó el pasado 20 de julio un protocolo de colaboración con la compañía Envision para impulsar cuatro proyectos con una inversión prevista de 3.800 millones de euros. Entre ellos se encontraba la megafactoría de baterías para vehículos eléctricos de Extremadura. Sin embargo el 1 de agosto, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo desestimó provisionalmente el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) que habían presentado in extremis Envisión y Acciona para la megafactoría.

La pasada primavera, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, afirmó que Extremadura «está perfectamente bien posicionada» para acoger una fábrica de baterías de litio y a finales de mayo, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, aunque menos explícita, explicó que existía la posibilidad de que llegasen nuevas gigafactorías a España, sin citar a esta comunidad autónoma.

La decisión del Gobierno de rechazar el proyecto se basa en una resolución provisional de Industria y las empresas que han optado a las ayudas disponen de 10 días para presentar alegaciones. Hacia finales de año se dará a conocer la resolución definitiva y se sabrá con certeza si el proyecto de megafactoría de Navalmoral de la Mata dispone o de ayudas y, en su caso, si se ejecuta o no, con independencia de que sea objeto de subvención.

El departamento ministerial de Reyes Maroto ha pasado de dar su aprobación al proyecto, presentarlo públicamente y avalarlo con la firma de un convenio de colaboración, a rechazarlo por considerar que no cumple con la estructura mínima del Perte, un motivo que por sí mismo es excluyente. Este será el principal hándicap al que habrán de enfrentarse Envision y Acciona al formular alegaciones, pues mientras que en otros capítulos de la solicitud de ayuda se otorgan un máximo de 30 puntos y un mínimo de 0, el motivo por el que han sido descartados es eliminatorio.

La duda que se plantea es saber qué sucedió en tan corto período de tiempo para que el Gobierno cambiara drásticamente su postura. El miércoles 20 de julio, dos días después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudiera a Navalmoral de la Mata para presentar oficialmente el proyecto, los ministerios de Industria, Comercio y Turismo y para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico firmaron un protocolo de colaboración con Envision para impulsar la construcción de la megafábrica de Navalmoral de la Mata y otras tres iniciativas empresariales más lideradas por esta compañía. En el marco de esta colaboración estaba prevista una inversión estimada de 3.800 millones de euros, de los cuales la mayor parte -2.500 millones- iban destinados al proyecto de una gigafactoria de baterías para vehículos eléctricos en Navalmoral de la Mata que podría crear 3.000 empleos directos.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, dio por hecho que varias comunidades autónomas de la España interior, entre ellas Extremadura, se beneficiarían «de la creación de más de 4.000 empleos verdes directos y de una actividad industrial comprometida con la transición energética y digital». Pero la ministra fue más lejos y destacó que «la selección de tres pequeños municipios como lugar de inversión por parte de Envision es una muestra clara de que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia mejora la cohesión territorial del país, contribuye a reducir la brecha entre el mundo rural y la ciudad e impulsa actuaciones en las áreas más afectadas por la despoblación».

Ahora, un proyecto como Venergy+, que Envision tiene previsto desarrollar en colaboración con Acciona para el desarrollo e implantación del vehículo eléctrico y conectado, se encuentra a la espera del estudio de unas alegaciones en las que ya trabaja la compañía. Tanto la Junta de Extremadura como los promotores de la iniciativa han tratado de transmitir tranquilidad al asegurar que la gran fábrica de baterías se construirá, pero lo cierto es que las ayudas que le han sido denegadas a Envision y Acciona eran una base económica sólida para el arranque del proyecto.

EL PERTE DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO

El Consejo de Ministros aprobó el 13 de julio de 2021 el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) del Vehículo Eléctrico y Conectado, un proyecto basado en la colaboración público-privada y centrado en el fortalecimiento de las cadenas de valor de la industria de automoción español. El Gobierno considera que se trata de un sector estratégico para España y el objetivo de este Perte es crear «el ecosistema necesario para el desarrollo y fabricación de vehículos eléctricos y conectados a la red y convertir a España en el Hub Europeo de electromovilidad».

El Perte está auspiciado por la iniciativa privada, pero es esencial disponer de las ayudas públicas. Así, el desarrollo de este proyecto prevé una inversión total de más de 24.000 millones de euros en el periodo 2021-2023, con una contribución del sector público de 4.300 millones de euros y una inversión privada de 19.700 millones de euros.

El argumento con que ha chocado el proyecto de la megafactoría de Navalmoral de la Mata es que «el presupuesto financiable del proyecto tractorno no alcanza el importe mínimo indicado en el artículo 11.2 de la Orden ICT/209/2022, de 17 de marzo», que es de 10 millones de euros. La compañía china Envision y la española Acciona habían anunciado que pondrían sobre la mesa una inversión conjunta de 1.000 millones de euros.

En el caso de que finalmente el proyecto del vehículo eléctrico de Extremadura se quede sin ayudas las consecuencias pueden ser mayores, pues Envisión tiene previsto levantar una planta para la producción de hidrógeno renovable y fabricación de electrolizadores en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y una planta de generación de energía eólica y de ensamblaje de turbinas eólicas en Las Navas del Marqués (Ávila) enlazados con la megafábrica de Navalmoral: el hidrógeno generado en Ciudad Real y la energía eólica de Ávila tenían como destino alimentar la planta de Cáceres.